martes, 30 de enero de 2018

Buskil, tierra quemada



Domingo 28 de enero de 2018

Cuando se produjo el gran incendio de 2016 me propuse no subir al Buskil hasta que pasase, por lo menos, un año. 
Hoy, con este día tan luminoso, voy a caminar por el SL NA-178 que sale del Caserío del Monte y voy a comprobar cómo se va recuperando el suelo del Monte tafallés. 
Son las 08,30 horas. La temperatura es fría. Mi termómetro maca 0º.


Año que empieza helando, mucho pan viene anunciando.  



En los charcos hay una fina lámina de hielo.
Aparco junto al panel y, dejando a mi izda. el caserío, inicio el paseo abrigándome hasta las orejas. 
El primer camino que entra a la dcha. muere en unas piezas. 



En el siguiente cruce, las marcas verdes y blancas avisan de que el itinerario va por ahí.  
A mano izda., en su cerro, la Cabaña de Perico El Churrero está en ruinas. 



Primero fue el tiempo y el abandono. Después, el fuego vino a rematar lo poco que quedaba. 



Tras una pronunciada curva a la izda. el camino se convierte en senda y el paseo es muy agradable.
A partir de aquí se entra en la zona donde el incendio hizo estragos. 
Pero a pesar del daño en árboles y arbustos, el suelo tiene vida.



Los musgos, las hierba y los renuevos de los coscojos pelean por cubrir de vegetación la tierra calcinada. 

El abuelo (Mediaoreja) había heredado una hacienda regular que después amplió. Tenía alguna finca por la carretera de San Martín, también en Valmediano y en el Monte, así como en Galloscantan, junto a la tejería. También alguna viña cuyos frutos aprovechaba para hacerse él mismo sus propios vinos. Recuerdo la bodega como algo misterioso, donde el abuelo elaboraba sus deliciosos vinos. Tenía unas grandes barricas de auténtico roble americano. El abuelo era garapitero y tenía una rara habilidad para la cata. No precisaba analizar los vinos, con sus portentosos sentidos del olfato y del gusto bastaba.
  • Este vino se va a pi…..car.
Si así lo sentenciaba, irremisiblemente se volvía vinagre.
Su especialidad eran los vinos de lágrima. Yo los llegué a probar y todavía recuerdo su inconfundible sabor. (Nicolás, nuestro abuelo)(Juan Carlos Lorente Martinena)



Más adelante de una estaca, un humilde cahir indica que vamos en buena dirección. 
El interior del bosque, antaño verde y sombrío, es ahora un amasijo de ramas y troncos negros que dejan ver las piedras desnudas de las laderas.



Una señal con la base quemada se apoya en la maleza y, como si estuviera exhausta, señala con la vista perdida el camino a seguir. 
Salimos cerca de una pieza y continuamos ascendiendo suavemente. 





Un poste indicador, con la espalda abrasada, nos espera en una bifurcación. 
El paisaje en el O. es espectacular. 




Montejurra, Yoar y la Sierra de Cantabria se recortan en el horizonte y ponen un punto gélido a los rayos templados del sol. 




El enorme vértice geodésico se asoma, curioso, desde su atalaya ante la llegada del inesperado visitante. 
En este punto, hacer una parada es obligatorio. Contemplamos con desolación los restos calcinados de los bojes de la ladera norte. 
09,15 horas. Monte Buskil. (638 ms)



No hay nadie en el lugar. A lo lejos, de rato en rato, se oye el chasquido seco de los disparos de algún cazador.  



Ladera abajo, el bocage del monte espera adormecido los calores de la añorada primavera. Pero todavía falta febrero, mes frío y gris en estas latitudes. 


Una señal en una piedra nos marca de nuevo por donde iremos. 
Dicen que por aquí el fuego pasó muy rápido. A la pintura no le dio tiempo a arder. Luis Ojer y Mª Jesús Sánchez, que se encargan altruístamente de la conservación de los Senderos Locales, no han querido repintar y recuperar los postes hasta que no empezase a brotar de nuevo el suelo. 



Junto a la pieza al N. de Buskil, a la izda., sale un camino y la señal en el suelo invita a seguirlo. 
Otra vez caminamos por el bosque. Algunos quejigos y encinas han sido talados y amontonados en lotes de leña para aprovecharlos en las chimeneas. 
La mañana ha mejorado mucho. El sol se ha hecho de valer y la temperatura va subiendo. Es un placer caminar en el caracierzo entre campos verdes. 




El sendero desemboca en el camino principal. A la dcha. la subida hacia la Sarrea, la Cruz de Hierro y, bastante más lejos, el cruce que lleva a la Fuente del Toro. 
Camino hacia la izda. 



Un poco más abajo de donde nace el barranco del Buskil, hay una pared de piedras que me sirve de abrigo. Allí aprovecho para echar un bocado. 

09,50 horas. Balsa de Lucas.



Llena de vegetación, apenas si se distingue el agua. La sensación de abandono es total. La vida ha cambiado radicalmente. Cuando entraban los ganados a beber, lo pisaban todo y se comían los brotes tiernos de las plantas. Hoy en día, con agua y sin rebaños, la vegetación se adueña de todo. 




Diez minutos más tarde llego al Caserío del Monte (que en sus orígenes era el de Camón).
Regreso para casa. Luis y Mariaje me han invitado a ir con ellos cuando repinten el sendero. Será un placer, y un honor, acompañarles.

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy. 




martes, 23 de enero de 2018

El sendero de Valgorra


Domingo, 21 de enero de 2018


A primeros de Agosto, desde el Ayuntamiento me pidieron que hiciera un recorrido por Valgorra. Me sugirieron que fuese corto y asequible a todos los públicos. A los pocos días lo realicé y se lo remití por correo electrónico. Me dieron el visto bueno y ya no supe más. 
La semana pasada vió la luz el paseo. 
Como se suele decir, me enteré por la prensa de su inauguración, así que este domingo nos vamos a dar una vuelta para ver cómo ha quedado. 
Son las 08,30 horas. El día está despejado y sopla cierzo. La temperatura no es mala, 10º.

Enero, frío o templado, pásalo arropado. 

En el panel que han puesto en el camino de la Fuente del Rey, comenzamos nuestra andadura. 
Antes de llegar al túnel de la autopista tomamos el camino de la dcha., aunque echamos en falta una señal que indique la dirección. 
Atravesamos el Juncal y en el cruce de caminos un poste nos indica que tomemos el de la izda. 
Ascendemos suavemente hasta llegar a la altura de la abejera. 


Como hay que atravesar una pieza particular, entendemos que no ha sido posible señalizarla. Si no se ha descargado el recorrido en el código QR del panel, esta construcción posiblemente no se visitará. 
Continuamos subiendo hasta la señal que avisa de la entrada a la Cabaña Redonda.


Nos adentramos por la orilla de la pieza y la visitamos.


Han colocado una pequeña placa de plástico que da una información sencilla pero interesante de la edificación. 
El camino sube hasta los molinos. Por la crestería de los Altos de Guindilla, siguiendo por la amplia pista e intuyendo que mientras no haya ninguna señal hay que seguir de frente, llegamos a un cruce de caminos. En un poste del parque eólico, han pintado una flecha verde y blanca que señala el descenso hasta el caserío de Pozuelo. 
Paramos un momento a echar un bocado y continuamos hacia la fuente. 


En la orilla del camino una sencilla señal indica dónde se encuentra. La visitamos. 
Volvemos a la pista hasta llegar al sendero, donde encontramos una indicación clara que invita a seguirlo. 
Es un tramo corto pero muy bonito. 
Cuando salimos de él, nos dirigimos hacia la caseta de los Marios, aunque lo hacemos más por el conocimiento del terreno que por las marcas. 
Salimos al camino de Valgorra y vamos descendiendo, casi imperceptiblemente, hasta el "difunto" Portillo del Aire. 
Un griterío de aves llama nuestra atención. 


El cielo lo surca una manada de ruidosas grullas que van hacia el N. Prevén que el invierno va tocando a su fin.  
Llegamos al Canal y cruzamos el puente. 
Por el camino que va paralelo al Canal, nos acercamos hasta el siguiente puente y al cruce. 
En el quitamiedos han pintado una marca verde y blanca que casi pasa desapercibida. 


Inmediatamente aparece una señal que indica la dirección del Nacedero de la Fuente del Rey. 


Para poder llegar hasta él han habilitado una rústica escalera de losas de piedra, muy práctica, que facilita la bajada de la ezpuenda. 


La caseta ha sido desbrozada y se puede admirar en su totalidad. 



Han cerrado el umbral de la puerta lcon una verja que permite ver la bajada de las escaleras y evita el riesgo de caídas . 


En la pared N. de la construcción han colocado otra placa de plástico, que en bilingüe, explica básicamente la historia del manantío. 
Continuamos bajando por el camino, que en algunos tramos está en bastante mal estado, y llegamos al cruce del Juncal, donde se une con el itinerario que lleva al Gurrutxo. 
Volvemos al panel de inicio. 
Un paseo bonito y cómodo, con puntos de interés que seguro va a ser un descubrimiento para muchos paseantes. 


Angelov nos ha adelantado cuando llegábamos al Caserío de Pozuelo y ya ha subido el recorrido a Mis Escapadas por Navarra. 
Hace una crítica de la señalización con la que estoy totalmente de acuerdo. 

Recorrido recién inaugurado en enero de 2018 pero escasamente balizado de verde y blanco. Parte de la salida Norte de Tafalla, (zona almacén Olagüe) ascendiendo al parque eólico de Guindillas-Valdelobos y vuelve por los caminos de Valgorra, junto al Canal de Navarra y la Fuente del Rey. Está balizado en una sola dirección de forma irregular. Si no eres de la zona, la posibilidad de perderse en un par de cruces existe, por lo que recomendamos móvil o gps con nuestro track cargado.
(...) Lo primero que nos llama la atención son las flechas de dirección del sendero en el sentido de las agujas del reloj. No es bidireccional, como suele ser en estos casos. Se han usado marcas de sendero local, verdes y blancas, en forma de pintura y unas pocas estacas en alguno de los cruces importantes. No en todos. Las marcas a lo largo del parque eólico de Valdelobos son escasas.