lunes, 7 de agosto de 2017

El sendero de Valgorra





Domingo, 6 de agosto de 2017



Hoy vuelvo a Valgorra. Solo. La mañana está fresca. El frío cierzo sopla con fuerza dando un respiro a la ciudad después de tantos días sofocantes. La temperatura es de 16º. El cielo está limpio, azul, sin apenas nubes. 
Tafalla está vacía.

Sol limpio y hermoso, el tiempo en reposo. 

Desde los pinos de Ereta, contemplo cómo la ciudad se tumba al sol en la ladera de Santa Lucía. 
En la Fuente del Rey comienza mi itinerario. Tengo que marcar los tiempos y los puntos de interés porque este año quieren hacer un sendero balizado por Valgorra y me han pedido mi opinión. 



Por debajo de la autopista entro en el Juncal. 
Debajo de la finca de Muro está la fuente del mismo nombre. 


El inmenso zarzal esconde un pequeño caño que echaba un caudal constante. La maleza, con el beneficio de tanta humedad, se ha apoderado del lugar y oculta un manantío interesante y útil para los paseantes. 
Tomo el primer desvío a la izda. y comienzo a subir, en suave pendiente, hasta el siguiente punto de interés. 
08,45 horas. Abejera de Valgorra. 






Le falta la techumbre, pero conserva, en la fachada, alguna de las celdas de su singular construcción. Está pidiendo a gritos una actuación de consolidación y limpieza. 
Vuelvo al camino principal y, en diez minutos, estoy en la Cabaña Redonda de Valgorra. 




La parada en este lugar es obligatoria porque las vistas desde aquí son magníficas. 
El camino se pone cuesta arriba y serpentea hasta llegar a los molinos. El cierzo azota con fuerza sus aspas que, en su incesante girar, no dejan de emitir un zumbido lejano. 
Las vistas hacia el N. son excelentes: La Valdorba, Alaiz, La Higa y el Perdón. Las nubes se agarran a la sierra e impiden ver sus cimas. 
Por la larga pista de los molinos, se llega hasta el Alto de la Guindilla. 




Al llegar a las inmediaciones del molino "Clotilde", tomo el que desciende hacia el valle. 


09,50 horas. Caserío de Pozuelo. Me detengo un momento y bajo hasta la fuente próxima, donde hago una parada para reponer fuerzas. 


El abrevadero está vacío. De su caño, un débil hilo de agua se empeña en mantener viva la reputación de no haberse secado nunca. El año viene malo para los manantíos y ni la fuente de Pozuelo va a poder resistir tanta sequía. 
Continúo por la pista. En la primera curva a la derecha, busco, y la encuentro, la estrecha senda que me va a sacar a otro camino. 
El terreno está bastante cerrado. Los coscojos y las ilagas rechazan al intruso arañando sin piedad piernas y brazos. 
Cuando salgo a un camino viejo, miro alrededor y me siento engullido por la "Valgorra profunda". 

Año 1786.- "Dice que en la dehesa titulada de Balgorra, tenía dos estajos de carneros para dicha provisión y compuesto el uno de 400 y el otro de 470, en el que están incorporadas 50 cabezas de los pastores, bajo el título de "aurras"
(Aurras: Nota del autor. Ganado menudo o lanar propio del pastor, que lleva dentro del rebaño, cuyos gastos recaen en el propietario y los beneficios son para el pastor; conocidas hoy como "ovejas libres")(Fernando Maiora)(Tafalla, del Reyno de Navarra).

10,05 horas. Después de cruzar la esquina de una pieza, llego a la caseta de los Marios. 




Está abierta y abandonada. Resuenan, con nostalgia, los ecos de las voces de los hermanos, que el viento traía hasta el camino en cualquier época del año que me "perdía" por estos parajes. 
Salgo al camino principal y comienzo a descender con comodidad entre barbechos, olivos y campos abandonados. 
10,25 horas. Canal de Navarra. 



Por el puente del desaparecido Portillo del Aire, paso a la otra orilla y tomo de nuevo la dirección que lleva al final de Valgorra. El cierzo se rebota en la ladera izda. y las aguas se agitan en un incipiente oleaje que no termina de levantar. 
A la altura del siguiente puente, tomo el desvío a la izda. y, por mal camino, llego a la entrada de una pieza. 
10,35 horas. Nacedero de la Fuente del Rey. 



Orillando la finca hasta el final, me acerco hasta el rincón donde se halla la caseta por unas inestables piedras que a modo de escalones han puesto en la ladera. 
La aproximación a la pequeña construcción, cuando se llega solo, hay que hacerla dejándose notar. Más de un susto hemos tenido con pájaros de buen tamaño, que salen despavoridos de su interior, llevándose por delante todo lo que encuentran. 
Regreso al camino y continúo bajando hasta llegar de nuevo a la fuente del Juncal y de allí a la Fuente del Rey. 
11,00 horas. Fuente del Rey. Hay un coche aparcado en sus inmediaciones. Algún hortelano está llenando garrafas de agua de su abundante caudal para aliviar sus plantaciones. 
La primavera no ha sido muy húmeda y el verano tampoco ha estado pródigo en borrascas y tormentas. La situación es preocupante.