martes, 19 de diciembre de 2017

En la desembocadura del Cidacos



Domingo, 17 de diciembre de 2017


Hoy toca excursión fluvial. Vamos a Caparroso a ver la desembocadura del Cidacos en el Aragón. Es una excursión corta que me pasó Sergismundo, se puede hacer con niños y es muy interesante. 
A las 08,30 horas aparcamos junto a las últimas casas de Caparroso, al lado del desparecido puente de hierro, y comenzamos nuestro paseo. 
La temperatura es fría: 3º. El cielo tiene grandes claros, aunque en Guerinda y la Valdorba las nubes se agarran con fuerza.

El agua que en otoño corre, es la que saca de pobre. 


Al cruzar el puente nos detenemos un momento a contemplar la majestuosidad del río. 
El primer camino a la dcha. nos lleva hasta el Monumento al Agricultor. 

Una sencilla composición homenajea a los labradores de la zona. 
Nos adentramos en el Soto Manolo. 
La vegetación cada vez es más tupida. 


El suelo húmedo transmite el frío a los pies, mientras que la espesura de los árboles permite ver, mal que bien, el cauce del Aragón.
Con el río a nuestra dcha. y las huertas a la izda. vamos caminando hasta llegar a las compuertas de la presa. 


En este punto, el cauce se divide en dos ramales que permiten el aprovechamiento del agua para el riego.


Antes de la división, el río baja soberbio. 
El paseo por el Soto Manolo es agradable. El rumor del río y los graznidos de las aves nos sumergen en un paraje extraordinario. Sin ninguna dificultad, vamos avanzando por este espacio recuperado para hábitat del visón europeo. 
Antes de tomar una curva a la dcha. nos detenemos para salir al río. 


El lugar está protegido por una alambrada que se salva por un paso estrecho entre dos postes. 
09,00 horas. Llegamos al sitio que más nos interesa esta mañana. 


La desembocadura de nuestro humilde Cidacos en el amplio cauce del río Aragón.

La desembocadura del Cidacos no es muy espectacular, pero el entorno es muy agradable. 

Seguimos la senda y salimos del Soto. Caminamos unos metros más hacia la derecha para ver de nuevo el Río Cidacos. Curioso ver el caudal con el que baja, cuando unos pocos kilómetros más arriba está casi seco. (En Tafalla no bajaba ni gota). (Sergismundo en Wikiloc).


Pequeño y discreto, me contaba un agricultor de la zona que los mayores problemas de inundaciones en ese lugar los provoca el Cidacos porque, cuando viene bravo, se encuentra con el Aragón en crecida y, al no poder unir sus aguas, se sale de madre y lo anega todo. 


Nos quedamos un rato contemplando el espectáculo. 
Volvemos a desandar el trayecto que nos ha traído hasta aquí y, al cruzar nuevamente el puente, aprovechamos para echar un bocado. 
Comenzamos la segunda parte del recorrido. 
Ahora toca caminar por otro soto: El del Puente. 


El sendero nos lleva hasta la orilla del río, disfrutando del vuelo rápido y rasante de las garzas. 
10,00 horas. Presa de Caparroso. Está completamente tapada por el agua. 


Las dimensiones del cauce dan idea de la importancia fluvial de la zona. 


Unos metros más adelante y antes de iniciar la vuelta hacia el pueblo, hacemos una nueva parada para contemplar la desembocadura del Cidacos desde este lado del río. 
Regresamos. 
El terreno en esta zona es más pobre. El regadío no llega hasta aquí y la vegetación cambia totalmente. 


Un pequeño hito en un cerro marca la muga con Murillo el Cuende. 
Seguimos caminando hasta llegar a la cantera. 


El árido suelo sólo permite sobrevivir al esparto.


La vieja cantera se alza orgullosa observando el río. Sus paredes descarnadas dejan ver la antigua explotación de yesos. 
Por ancho camino jalonado con algunos hitos de la cañada, llegamos al pueblo. 
Son las 10,30 horas
Un paseo corto, pero muy interesante, que nos ha permitido ver la desembocadura del Cidacos.


De regreso a casa, pasamos por Olite para ver la portada de la iglesia de Santa María con la última restauración policromada de sus imágenes. 



lunes, 11 de diciembre de 2017

La abejera del Canto del Plano



Domingo, 10 de diciembre de 2017


Hace un par de meses me informó Félix Txirolas de una abejera antigua en el Canto del Plano. Pasados unos días fui a verla para preparar una excursión dominical con mis acompañantes. Además, me avisó Txirolas, está un poco escondida.
Hoy había pensado ir a Olleta y subir desde allí al Amuña, pero con esto de la ciclogénesis (que se quedará en agua de borrajas, como pasa siempre) he preferido que visitásemos la abejera.
Son las 08,00 horas. La temperatura es baja: 5º, pero, sin aire, no hay sensación de frío intenso. El cielo está encapotado, plomizo. Esperemos que lleguen las lluvias en abundancia. 

En diciembre, heladas y migas almorzadas. 

Salimos por los "enredos" para tomar el camino del Curtido. 
En un rincón de la zona ajardinada, la Peña El Aguazón ha puesto unos cuantos arbolicos con el compromiso de seguirlos.



Una placa indica el lugar de la plantación. 
Antes de salir de la urbanización, nos detenemos un momento a contemplar el amanecer. 




El camino, junto al corral de la Somatilla, nos acerca hasta las Badinas.
Algunos pasaentes ya vuelven con sus perros. 



Cuando rebasemos la central, el camino nos acercará hasta la abejera. 
En las viñas, los sarmientos enrojecidos por el frío esperan la tijera del labrador para una poda necesaria.
Los campos, que hasta hace poco estaban tupidos de maíz, dejan al descubierto los postes desnudos del riego. 
En el primer cruce a la dcha. nos desviamos y nos dirigimos hacia la falda del Plano.
Un cruce nos hace seguir por un camino viejo entre dos piezas.

En 18 de noviembre de 1717, manifiesta Joseph de Osés, guarda del término de la Somatilla, que el lunes último a las tres horas de la tarde, en viña de Juan de Ardanaz en el término del Curtido, cogió dos ganados de Sevastián de Garraza, el Zurdo, y los entregó a su hijo. (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra)

A la altura de la abejera tenemos que cruzar una pieza de girasol ya cosechada. 
09.00 horas. Abejera. 



La construcción, aunque tiene la apariencia de estar destartalada, se mantiene en pie. Hoy hace frío y no se ve actividad, pero un mes antes, como todavía hacía calor, no me pude acercar mucho porque las abejas empezaron a mosquearse con mi presencia. 




Damos una vuelta por el contorno y la observamos. 



Junto al banco de piedra, recogemos los restos de una extracción de miel. 
Por la orilla de la pieza próxima nos encaminamos hacia el arbolado.



Entre encinas, unas colmenas modernas están mas resguardadas que la vieja abejera. 
Uno de los caminos principales del Plano nos lleva hasta un cruce. En unas piedras, a modo de asiento, aprovechamos para reponer fuerzas. 
La vuelta la hacemos por un sendero estrecho en medio del arbolado. El paisaje, en un día invernal como hoy, es único. 
Los enebros y las coscojas dan paso a las encinas que, con su elevado porte, hacen del bosque un lugar fantástico. 



Cuando termina la senda, mis acompañantes se sorprenden de que salgamos a las inmediaciones del Corral del Plano. Habían perdido por completo la orientación en medio de la vegetación. 
Tomamos el viejo camino que bordea la antigua gravera y bajamos por el de Falces. 



Una bandada de estorninos sobrevuelan los olivares a la rebusca de las aceitunas que no han caído tras el vareo. 



10,20 horas. La fuente de los Falces sigue manando con fuerza. Alimentada por el intenso regadío de los maizales próximos, ha olvidado los años de penurias en que se secaba en cuanto escaseaban las lluvias.



Pasamos junto a la finca de Txirolas, que está dando explicaciones a un visitante y no advierte nuestra presencia. 




En el cruce de caminos de la Cuesta del Melón y de Falces, la vieja lápida aguanta, sólida, los embates del viento que poco a poco está empezando a soplar. 
A las 10,30 horas entramos de nuevo en la urbanización. La mañana ha cambiado, a peor. El viento y unas finas gotas de lluvia nos acompañan en la entrada al pueblo.
Estamos a las puertas del invierno. Ha tardado en llegar, pero no va a faltar a su cita.  

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy

martes, 28 de noviembre de 2017

La fuente de Lezkairu (Ujué)



Domingo, 26 de noviembre de 2017


Hoy vamos a caminar por la sierra de Ujué, cerca de la muga con Murillo del Fruto. 
El amigo Sergismundo me pasó entusiasmado un whatsapp comunicándome que había encontrado la fuente de Lezkairu en Ujué. 
Después de haber indagado en el blog de Mikel Burgui, se había dado alguna vuelta sobre el terreno y no conseguía dar con ella. 
Hasta que un día... ¡la encontró!
Nosotros, contagiados por ese entusiasmo, guardamos la ruta pensando utilizarla lo antes posible. 
Y hoy es el día. 


Aparcamos junto al desvencijado cartel anunciador del sendero SL-NA 179 A Tres Mugas. Son las 08,50 horas
El cielo está muy nublado en el N. y con grandes claros en el S. El coche marca 5º y los molinos agitan sus aspas empujados por el suave cierzo. 


Por Santa Cecilia (22 de noviembre) nieve hasta la rodilla, por Santa Catalina (25 de noviembre) la nieve se avecina. 


Un camino amplio nos conduce hacia el monte. La larga y estrecha pieza de la dcha. lo separa del río Aragón. 
En diez minutos estamos en La Oliveta.


El lugar está solitario. A lo lejos se escuchan ladridos de perros y, de vez en cuando, algún tiro suelto. 


Una amplia curva nos lleva hasta un pequeño paso de hormigón en el cauce del barranco Lakumatalu. Las frondosas orillas ocultan el agua, que en los sombríos nos parece gélida. 
09,15 horas. Corral de Joaquín Arana.


En ruinas, como casi todos, deja ver sus pilares y muros desnudos expuestos a la lluvia y al sol. 
El camino continúa entre dos sembrados que comienzan, tímidamente, a verdear. 
Entramos en otra zona de bosque bajo para salir, de nuevo, a otra pieza. 
La vista del fondo nos hace detenernos. 


Ujué, iluminado por el sol, se alza sobre los cerros como un vigía en tensión.
Volvemos al monte bajo y llegamos a una pequeña madeja de caminos. Tomamos el desvío de la izda. para acercarnos al Corral de José Marín. 


Está bien conservado. 
Damos una vuelta entre las construcciones y encontramos lo que había marcado Sergio. 



Una pequeña abejera de piedra, con su cesto de mimbre.



Una verdadera joya que alguien ha tenido el gusto de conservar. 
Descendemos hasta el barranco y por su orilla avanzamos lentamente entre la abundante vegetación que se aprovecha del agua cercana. 
09,50 horas. Fuente de Lezkairu. 

Fuente cuyas aguas se decía que tenían propiedades curativas, y en la que desde la antigüedad se seguía la tradición de Sanjuanarse. (La gente bajaba a ella la noche de San Juan a lavarse la cara y manos para curar enfermedades cutáneas). 

Según el blog: "Su fama era tal que en el Diccionario Geográfico de España de la Real Academia de la Historia del año 1802 se menciona esta fuente, diciendo que produce buenos efectos en varias enfermedades". (Sergismundo en Wikiloc)



Escondida y sencilla. No tiene caño. Pero de su pequeño pozo, lo observamos con atención, vemos manar el agua. 


Nos quedamos un momento disfrutando al imaginar la reacción de Sergio cuando, por fin, la encontró. 

Esta era la tercera vez que intentaba localizar la fuente (las dos primeras en 2015), ya que se encuentra al lado del barranco y desde que ya no vive nadie en el cercano Corral de José Marín, la zona se encuentra llena de carrizos y zarzas y era casi impenetrable. 
Sin embargo hoy, debido al tiempo tan seco, y a que alguien más se ha acercado a la fuente, hemos conseguido localizarla y probar sus aguas. (Sergismundo en Wikiloc)


Por una ladera corta pero pronunciada, subimos a un sembrado y lo orillamos. De este modo evitamos volver otra vez por la hierba húmeda y fría del barranco. 
10,00 horas. Es hora de reponer fuerzas. 



Aprovechando un carasol al lado del Barranco de Lezkairu, hacemos una parada. El lugar, aunque agradable, está frío. La proximidad del agua y el suave cierzo no permiten una parada demasiado larga. 
Salimos hacia el bosque. 


Por una senda escondida, que luego se convertirá en camino, subimos despacio disfrutando de otro paisaje. 
El boj y los robles han sustituido a las encinas y los enebros. 
Disfrutamos de este entorno insólito. 
Cuando llegamos arriba, la vegetación ha cambiado: Pinos, chaparros y encinas compiten con los enebros y las ilagas. 


Por camino viejo, entre piezas y monte bajo, avanzamos hacia la última construcción. 
10,45 horas. Corral de Domingo Ibáñez. 
Hace unos años, haciendo otro itinerario, estuvimos aquí e hicimos la parada del almuerzo. 



Nos sorprendió mucho un pequeño túmulo, con flores y luces artificiales, que daba la impresión de un enterramiento. Mikel Burgui nos sacó de nuestros temores contándonos que lo que había allí eran las cenizas de algún difunto de la familia propietaria del corral. 
El lugar permanece como lo recordábamos.



El pozo de grandes dimensiones. 



Y los asientos para poder contemplar desde esa altura todo el valle y el monte que cierra el horizonte. Ya le he pedido a Sergismundo que plantee un recorrido por allí. 



El corral está también en ruinas. 




Nos acercamos hasta una señal superviviente del SL y descendemos a una pieza que orillamos, para salir al camino que hemos tomado por la mañana y llegar al coche. 
La vuelta la hacemos por Ujué. Este recorrido está en medio de la nada. Lejos de Murillo y de Ujué, pero es muy interesante. Cómodo y fácil. 
Cuenta además con el atractivo de visitar la fuente de Lezkairu y una multitud de corrales, que dan idea de cómo era la vida de antaño en este enorme término municipal. 

Este es el enlace del recorrido de Sergismundo que hemos seguido nosotros hoy.