lunes, 25 de abril de 2016

El alto de Arasa (Pitillas)





Domingo 24 de abril de 2016


Hoy camino solo. Durante algún tiempo me he dedicado a sacar recorridos cercanos de la revista Conocer Navarra. Tiene algunos que, con el enlace a Rutas Navarra, permiten dar una vuelta por los pueblos de la zona y conocer también parajes interesantes. 
Aprovechando las últimas lluvias, preveo que la Laguna de Pitillas tendrá un aspecto espectacular. El recorrido de hoy es corto y fácil. Asequible a todas las edades y condiciones físicas y está, en coche, a veinte minutos escasos de Tafalla. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 10º y la farmacia 9º. El cielo está nuboso, pero el mayor problema es el cierzo frío. 

Guarda pan para mayo y leña para abril, porque no sabes el tiempo que ha de venir.


Dejo el coche en el aparcamiento que está junto al edificio de recepción de visitantes y subo al mirador desde ahí.


Desde esta altura se domina toda la Laguna. Todavía no ha llegado nadie y el silencio sólo lo interrumpen las aves que se mueven veloces por la superficie buscando su sustento.


En la mochila llevo prismáticos, pero ni me molesto en sacarlos ¿para qué? Mi desconocimiento de esta clase de fauna es total. Me gusta verlas sobre el agua y ver como algunas levantan el vuelo, de forma natural, sin que nadie las asuste. 

Una estrecha senda discurre junto a una pieza de cebada y desciende buscando la orilla del agua.


Me detengo un momento y miro a mi dcha. Reconozco, por las fotos que he visto, Arasa, el montículo adonde quiero llegar. 


El sendero ahora es de gravilla. Un par de puentes de madera salvan los pequeños barrancos que mueren en la Laguna.


08,35 horas. Observatorio nº 2. La caseta está abierta. En una de sus paredes hay unos pósters que informan de las aves que se pueden avistar desde aquí. El lugar está limpio y bien conservado. 


Me siento en un banco y, por las troneras de observación, contemplo la Laguna. De entre la multitud de sonidos, sólo reconozco el de los patos. Los animales, confiados, se acercan hasta la orilla y miran activos en todas direcciones. 
Abandono el observatorio. La orilla de la pieza hace de senda y llego a la carretera.
Ahora el camino es ancho. Continúo caminando con el montículo de Arasa a mi dcha. 


Los campos de cereal se mecen por el empuje del viento. La mañana está fría y unos negros nubarrones vienen amenazantes desde el N.


Una curva a la dcha. y otra, más adelante, a la izda. me ponen en la falda del cerro. 
Continúo subiendo por la pista hasta, que en una curva pronunciada, sigo de frente y entro en el pinar. 


09,20 horas. Alto de Arasa (438 m. de altura). Doy una vuelta por su interior. Los pinos alepos están inclinados por la fuerza del aire.


El suelo está lleno de ramas de alguna limpieza y hacen incómodo el andar, pero la vista de la Laguna desde aquí es magnífica. No encuentro ninguna placa ni vértice geodésico que informe del lugar. 



De las proximidades de un destartalado balcón de palomera sale una especie de senda, que más bien es una escorrentía, y comienzo a bajar clavando con fuerza el bastón. 
Al llegar al final de la ladera busco un carasol al que le pegue poco el aire y me siento a almorzar. 
El cierzo rompe los nubarrones y aquí disfruto del sol.


Desde donde estoy sentado, trazo una línea imaginaria hasta la ermita de Santo Domingo, a la que tengo preparada una próxima excursión, y otra línea desde allí hasta el Santuario de Ujué, al que subiremos el domingo que viene. 
Desciendo hasta la pista. 
El recorrido me lleva a volver al aparcamiento por otro lado. Antes de llegar a los corrales, me detengo para contemplar Arasa. 


Los negros nubarrones se han apoderado del entorno. El día parece que se va a complicar. 


10,05 horas. Corral de la Carnicería. No hay nadie. La puerta del serenao está abierta y la abundancia de chirria indica que tiene actividad. Junto al edificio hay una balsa llena de agua. 
Quince minutos después llego al siguiente corral. 


Corral de Lentiscares. Como el anterior, también tiene al lado una balsa con agua, pero en ésta las ranas dejan de croar en cuanto notan mi presencia. 
Vuelvo al camino y llego a la carretera. Enfrente está la entrada a la zona de la Laguna. 
El restaurante parece cerrado y un cartel anuncia su venta.


Dos caballos asoman sus cabezas desde el establo y me miran con cara de lástima. Me paro a mirarlos y, de no sé dónde, tres perros enloquecidos vienen veloces a ladrarme. Afortunadamente hay una valla de por medio. 
10,30 horas. Llego al aparcamiento. En lo que me ha costado dar esta vuelta , se ha llenado de coches y caravanas. 
La mañana sigue fría y más oscura que a primera hora. El paseo es bonito e interesante y las vistas de la Laguna de Pitillas son inmejorables. 







martes, 19 de abril de 2016

Amuña y San Pelayo



Domingo 17 de abril de 2016


El pasado viernes se inauguró en la Casa de Cultura la exposición de Joselu Zubiri: 1043, el voto de un pueblo. 
Acudimos al acontecimiento y nos quedamos maravillados. En las conversaciones con unos y otros, me dijo Damián Muruzábal:

- Cuando vayáis a la Valdorba, me avisáis. Tengo ganas de dar una vuelta y conocer más a fondo todo aquello. 

- El domingo - le dije - quiero subir a Amuña y San Pelayo y luego volver a Amatrain. 

Y así quedamos. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 10º y la farmacia 9º. La mañana va a estar buena para andar. Ayer cayeron unos cuantos litros, así que habrá algo de barro. 

Abril que truena, anuncia cosecha buena. 



A las 08,20 horas estamos frente a la iglesia de Amatriain. Del coche de Damián, salta una galga blanca y alargada. 

- Se llama Vera. Es muy buena y no va a darnos ningún problema - me dice.

El camino blanco asciende suavemente entre campos de cereal. Los sembrados están empapados. Ayer por la tarde cayó una buena borrasca. 
Un vecino de Amatriain nos adelanta con el tractor y para unos metros más adelante. Le decimos a dónde vamos y charlamos un rato. 



09,00 horas. Pasamos junto a las ruinas del Corral Chiquito, que está casi desaparecido absorbido por la maleza. 





El cruce de caminos está completamente embarrado. Grandes pilas de madera de pino esperan en una orilla para ser cargadas en camiones. Las máquinas y las lluvias han convertido el terreno en un patatal. 

Caminamos hacia la dcha. hasta llegar a la base de un montículo. Un hito de piedras marca el sendero que asciende. En pocos minutos llegamos a la cima.




09,45 horas. Amuña. 974 m. de altura. En su cima, un pequeño buzón en forma de hórreo informa del lugar. 



Como el terreno está despejado, las vistas son fantasticas. La Sierra de Alaiz y la Peña Unzué son la antesala de la Higa y de la Peña de Izaga. 
La Valdorba está verde. Los bosques de robles, tímidamente, comienzan a brotar en esta rara primavera. 
Bajamos al camino principal, girando a la izda. para dirigirnos a San Pelayo. 
Para Damián, todos estos parajes son nuevos. 
Llegamos al letrero que indica la bajada a Artariain y lo llevo a conocer el roble singular que hay en este monte. 




Está un poco escondido y, si no se sabe el lugar exacto, no es fácil de encontrar. 
El ejemplar no es que sea espectacular, pero destaca en el conjunto del bosque. 
Regresamos al camino y subimos la última cuesta. 



10,40 horas. San Pelayo. La restaurada ermita está, como siempre, cerrada. En la bancada junto a la puerta principal aprovechamos para echar un bocado. 
La galga mira con ganas los bocadillos pero permanece silenciosa.

El ermitaño de San Pelay: 
A la semana siguiente el Hno. Florencio no bajó el lunes a Artariain y la abuela Basi se quedó esperándole. Y en Orisoain, la cuadra de Martín apareció más limpia y los niños de Amatriain no oyeron las historias del ermitaño, que no bajó porque estuvo lloviendo toda la semana. Llovió "de temporal", "como nunca", "a gusto de todos", "como Dios manda", "sin parar", "de viento negro", "y de Castilla", "P'a todo el año", "Cayó más agua que cuando se llevó el puente", "y como si nunca hubiera llovido", "más que cuando se ahogó la yegua del molinero". 
Así fue la conversación repetida y contenta en tantas cocinas familiares. (P. M. Flamarique)(Historias, sueños y leyendas de la Valdorba)




Echamos un vistazo al buzón que colocó el Trinkete y bajamos a Orisoain. 
El camino es ancho y bueno para andar. Esta ladera está poblada de pinos largos y limpios. 
Al llegar a las primeras casa del pueblo, torcemos a la izda y subimos buscando el cruce con Benegorri. 
Entre campos verdes, llegamos a una curva y continuamos de frente por el viejo camino. El piso está en algunos tramos un poco complicado 



Pasamos junto al desvío que sube de este lado a San Pelayo. La estela funeraria que se encuentra ahora en el atrio de la iglesia de Amatrain, hasta hace unos años estaba aquí colocada a modo de mojón. La prudencia hizo que la llevaran al pueblo porque, en estos tiempos, cualquier día hubiera desaperecido. 



12,45 horas. Amatriain. La trasera de la torre nos da la bienvenida. 
Cuando llegamos a la pequeña plaza vemos salir a una chica de la iglesia y nos acercamos a la puerta. La empujamos y entramos. 



El interior se halla en penumbra, pero podemos apreciar el retablo. La parroquia está dedicada a San Esteban y el santo, en el centro, luce en su mano la palma del martirio. 
Volvemos para casa. La mañana ha sido buena para andar. Los montes de la Valdorba, tan cercanos y desconocidos, nos han hecho disfrutar de un largo paseo. 


En este enlace se puede ver el recorrido de hoy. 







lunes, 11 de abril de 2016

Presa de Artajona y Gazteluzar




Domingo, 10 de abril de 2016


Otro domingo que nos vamos a los alrededores de Tafalla. Artajona y su Cerco Medieval tienen también unos atractivos en sus campos que merecen la pena conocer. 
Sergismundo, que no para, me envió la semana pasada un bonito paseo por Gazteluzar y las proximidades de Añorbe, para volver a la presa del canal. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 11º y la farmacia 10º. En el cielo hay algunas nubes. El día viene alboratado. El fuerte, y frío, bochorno obliga a abrigarse. 

El bochorno la prepara y el cielo la derrama. 

Aparcamos el coche en el camino que lleva a la presa y subimos andando. 


El nivel del agua no es muy elevado. El agua azul y limpia soporta las andanadas del viento y forma diminutas olas que hacen temblar la superficie. 
El camino blanco rodea el borde del embalse. Cuando llegamos a la cola, abandonamos este camino y nos adentramos en el monte bajo por una senda. Comenzamos a subir entre encinos y enebros. Salimos a un camino que es cañada.  


Sergismundo ha marcado en su recorrido dos mojones.
Y nos informa de que estamos en la Pasada 6, que une la Cañada Real de Tauste a Andía, a su paso por Tafalla, con la Cañada Real de la Valdorba en Úcar. 


Seguimos subiendo, ahora por pistas nuevas para los molinos, hasta que llegamos a un molino en la cima de El Boyeral (708 m). 


El viento sopla con fuerza y hay que buscar el abrigo como sea. 
El camino nos lleva hacia Gazteluzar. Saltamos un cercado y, por senda estrecha, subimos al cerro. 
Las vistas desde aquí son magníficas. A nuestra dcha. se alzan la Sierra de Alaiz, la Peña y la Higa. 


Frente a nosotros, el montículo de Arnótegui con su ermita y Añorbe a sus pies. Los campos verdes comparten el espacio con los viñedos. Tierra de buenos vinos. 
Antes de bajar, damos una vuelta al cerro apreciando lo que debió de ser su castro, la zona de los fosos ... 


Siguiendo el camino, llegaremos al Castro de Gazteluzar, de finales de la Edad del Hierro. Se pueden apreciar los muros derrumbados, los fosos y la explanada interior del castro. El cerro donde se encuentra también es llamado Alto de los Fosos por la claridad con la que se aprecian los mismos, sobre todo en el lado Norte y Noreste. (Sergismundo en Wikiloc)


Volvemos a saltar la cerca y, por un camino viejo, llegamos a San Esteban. 


10,45 horas. Ermita de San Esteban. En un carasol, resguardado por algunos árboles del cierzo, el pequeño edificio está limpio y bien conservado. La construcción es del siglo XVI o anterior y tiene romería el 2 de septiembre. 


Como la puerta está cerrada con un vencejo, entramos y aprovechamos el abrigo para almorzar. La peana está vacía. El santo "vive" todo el año en la parroquia de Añorbe. 
Salimos al camino de los molinos y, dando una curva de 180º, iniciamos el regreso.


Una vieja y sólida fuente está a la vera del camino. 
Los campos de la izda. son secano tradicional; en cambio, a los de la dcha. les ha llegado el regadío. Viñas, cerezos y cereal se suceden sin interrupción. 


Las laderas de Gazteluzar contemplan los cultivos de las Nekeas. 


11,30 horas. Cruzamos el canal, que se mete en un túnel para salvar el monte próximo. A partir de aquí, el camino comienza a ascender hasta que llegamos al siguiente puente. 

Lo cruzamos y alcanzamos el dolmen del Portillo de Enériz. 



Como está a pie de carretera, las visitas son frecuentes. Un coche con adultos y niños aparca cuando nosotros nos marchamos. 
Tomamos el sendero NA 171 que sale de la trasera del dolmen y nos encaminamos hacia el alto de Egastiaga. El trayecto es cómodo y bonito. La repoblación de pinos convive con el monte bajo. 



Pasamos junto a unas rocas que llaman la atención a todos los paseantes y continuamos subiendo hasta el último molino. 



12.30 horas. Egastiaga (588 m). Desde aquí hay también buenas vistas hacia la Valdorba. A nuestros pies tenemos el embalse del canal. 



Cinco minutos más tarde llegamos al Dolmen de la Mina. Es un poco más grande que el del Portillo de Enériz. 
El sendero comienza a descender. En algunos tramos conseguimos ver el embalse a través de la vegetación, todo un espectáculo. 



12,45 horas. Corral viejo de Aitakaio. Está completamente en ruinas y la maleza se ha apoderado del entorno. 



Descendemos un poco más y llegamos a la orilla, junto a la presa. 
Por mal camino salimos al que hemos traido por la mañana y regresamos al coche. Son las 13,15 horas
El bochorno sigue soplando con fuerza. El sol nos ha acompañado casi toda la mañana. Ha sido una excursión magnífica. Un poco larga (casi 17 kms), pero ha merecido la pena dar una vuelta por aquí.


En este enlace se puede ver el recorrido de Sergismundo, que es el que hemos seguido nosotros hoy. 





lunes, 4 de abril de 2016

Cueva de Diablozulo y castillo de Tiebas




Domingo 3 de abril de 2016

Anuncian que va a hacer buen tiempo hoy por la mañana. Una de mis últimas lecturas ha hecho que organice una excursión por la ladera norte de la Sierra de Alaiz. 
Hoy vamos a Guerendiain. Quiero conocer la cueva de Diablozulo y luego nos acercaremos hasta el castillo de Tiebas. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 11º y la farmacia 9º. El cielo está casi despejado. Hay que aprovechar la mañana. 

Abril cara de beato y uñas de gato




A las 08,30 horas aparcamos el coche cerca de la iglesia de San Juan Bautista. El pueblo está limpio y cuidado. Las sólidas casas se agrupan en la ladera de la sierra y se adornan con tallas de madera y una galera restaurada. 
El camino asfaltado sube hasta la cantera abandonada. 



Dos perricos juguetones salen a nuestro encuentro. Más adelante, el pastor del pueblo está al cargo de unas quince cabras. Nos mira y, cuando le saludamos, se acerca. 

- Para ir a Diablozulo no tenéis pérdida, pero hay que tener cuidado aunque se lleve Gps, porque otros, a pesar del aparato, no han encontrado la cueva. Cuando lleguéis al tocón podrido de un viejo roble, torcéis a la izda. y llegaréis fácil. 

El camino viejo tiene una cuesta que se adentra en el bosque y enseguida se convierte en senda. Los bojes y robles forman dos paredes vegetales que te transportan a otro lugar. 
El sendero sube zigzagueando. Es cómodo. 
En el tocón del roble hay una bifurcación y, siguiendo las instrucciones del pastor, tomamos la senda de la izda. 
Consulto el gps y el recorrido de Ikandu que llevamos hoy indica lo mismo. 


09,10 horas. Cueva de Diablozulo (El agujero del diablo)
Nos acercamos hasta la misma entrada 
Del techo caen, cada poco tiempo, gotas de agua de las filtraciones.


El espacio es amplio y observamos que tiene profundidad.

 Félix, que ha visto pasar los meses y los acontecimientos, se encuentra de pronto con una Comarca de Pamplona llena de tropas francesas. No sólo están en la cercanías de la ciudad, sino que se extienden por los valles cercanos, incluído el de Elorz. La cantidad de tropas va en aumento y los soldados piden raciones de comida por todos los pueblos. Los aldeanos, pueblerinos y villanos, hartos de tales exigencias, esconden sus bienes más preciados, desde la comida hasta los objetos.
Habiendo hablado con el pastor de Guerendiain, tiene escondido parte del rebaño en Diablozulo, una cueva cercana al pueblo. Sólo cuando los movimientos de tropas se alejan del valle, sacan la totalidad de los rebaños. Si los franceses están cerca, sus rebaños se convierten astutamente en pequeños, de ovejas y cabras viejas.
Por si acaso, tiene otras dos cuevas localizadas en la sierra, ambas pequeñas pero suficientes para meter por lo menos cincuenta ovejas en cada una y eso sería casi todo el rebaño. (Ignacio Alli Turrillas)(Félix de Ezperun, un guerrillero navarro).

Dice Ikandu en Wikiloc que la cueva tiene varias galerías por las que se puede transitar con la ayuda de un frontal. Nosotros nos quedamos en el exterior. 
La bajada la hacemos por la misma senda pero al llegar al cruce decidimos entrar por la de la dcha. para ver un roble. 


Y merece la pena. Aunque no tiene el porte del de Echagüe, el roble es magnífico. 
Bajamos de nuevo al pueblo. El pastor se ha marchado. 


En el atrio de la iglesia, que está a cubierto, hacemos las parada necesaria para echar un bocado. 
En la misma salida del pueblo, en dirección O., tomamos el camino que nos llevará a Tiebas. 


Es un tramo del Camino de Santiago, concretamente de la Vía Tolosana.


Una piedra labrada desea a los peregrinos "Buen camino".


El trazado es ancho y con buen piso, pero pronto se convierte en estrecho sendero que se introduce en el bosque. 
Como en la cueva, caminamos entre robles y bojes. El lugar tiene un encanto especial. 


10,45 horas. Donde se abre un claro del bosque, se encuentra una palomera. El banco sujeto a un árbol sirve de descanso y de puesto de observación en los ratos de espera. 
Los mojones y señales del Camino jalonan el recorrido. Está muy cuidado y señalizado. 
Caminamos por el interior del bosque un buen tramo hasta que salimos a una pista blanca que cruza la carretera que sube a las canteras y termina en Tiebas.



11,00 horas. Castillo de Tiebas. 
No hay ningún impedimento para entrar en las ruinas. 


Varios paneles explican las dependencias y muestran imágenes y dibujos para conocer mejor este pequeño castillo-palacio del siglo XIII.


Damos una vuelta por su interior y disfrutamos imaginándonos sus dependencias.
El recorrido de Ikandu termina aquí, pero tenemos que volver a Guerendiain. 
Aprovechamos el camino nuevo que va paralelo al canal e iniciamos el regreso. 
Los verdes campos se mecen empujados por el suave viento que sopla del N.O. 
Descienden desde el final de la ladera de Alaiz y se detienen al llegar al canal. Trigales y guisantes no dejan ver un palmo de tierra. Los labradores siempre han dicho que estamos en la mejor zona de Navarra para el cereal. 


12,15 horas. Guerendiain. Entramos de nuevo al pueblo. En las casas no se ve a nadie. Hay algún coche aparcado que puede ser de algún otro excursionista. 
Volvemos para casa. 
Cuando salimos a la carretera, no podemos dejar de mirar a la sierra tratando de situar la cueva de Diablozulo.