martes, 24 de marzo de 2015

Una lápida en Valdelobos




Domingo 22 de Marzo de 2015


Después de la Javierada pasada, en la que nos hizo de todo: Frío, nieve, lluvia, viento y hasta sol, hoy toca dar un paseo por los términos cercanos.
En la revista Tilín-Tilón de este año publicaron la entrada del 18 de Enero en este blog, titulada Gaudí en San Lorenzo.
En ella aparecía un suceso sangriento acaecido en 1892 y que relataba la prensa de la época. 
Alfonso Lerga me dijo que había leído la revista de la Orden del Cuto Divino y que me quería indicar dónde se encuentra la lápida que recuerda el desgraciado final de aquel joven. 
Con los datos que me dio,  iremos Juanjo y yo, hoy a buscar ese pequeño "tesoro".
Son las 08,00 horas. Magán marca 9º y la farmacia 8º, pero eso es lo de menos; está lloviendo. 
Hay dos opciones: Quedarnos en casa o... paraguas, gorro, buen abrigo y a Valdelobos. 
No tenemos remedio. Preferimos la segunda opción. 

Marzo con lluvias, buen año de alubias. 

La calle de La Feria, la Plaza Nueva y los Jardines están desiertos. 




El roble de San Cristóbal aguanta, estoico, el aguacero. 




08,25 horas. Llegamos a la Fuente del Rey y hacemos la visita obligatoria. 
El lugar está limpio y cuidado, a pesar de que en un banco cercano unas botellas de coca cola, vodka y patxarán indican que ha habido un pequeño botellón.


Aprovecho el lugar para enseñarle a Juanjo un par de fotografías que me han regalado, en las que se aprecia cómo era la fuente a comienzos de los años 40.
El caño y abrevadero que conocemos actualmente no existían. 



El agua salía del viejo caño que, todavía hoy, se puede observar en el frontal.



Seguimos. Una vez rebasado el túnel de la autopista, encaramos el camino que va paralelo a ella. La lluvia es intermitente. 
En el piso nos encontramos de todo. Lo mismo caminamos por un tramo limpio y sano que tenemos que sortear algún barrizal con grandes charcos.



Los avellanos que bordean el Barranco de Valdelobos han empezado a romper las yemas. 
En los Altos de la Guindilla las nubes se agarran ocultando los molinos. Un enorme cormorán sobrevuela el Cidacos y Juanjo le lanza un improperio porque, se justifica, al ser tan voraces, estos animales le roban la pesca. 


09,05 horas. El puente que cruza la autopista nos va a permitir pasar al otro lado y descender hacia donde se encuentra la lápida. 
No hay camino. Orillamos un sembrado y comienza nuestra andadura por el barro. Tratamos de evitar las zonas más blandas y vamos buscando las alturas de los cerros hasta que llegamos a la antigua cantera de la Tejería. 
Una parte ha sido rellenada con tierra y escombros y han sembrado veza. 
Las indicaciones que me dio Alfonso nos llevan a una fila de olivos (entre 8 y 10) con una vieja caseta. 





Algunas rocas en los ribazos llaman nuestra atención.
Llegamos al viejo camino que venía de San Lorenzo y que la autopista cercenó. 
Divisamos los olivos y la caseta. Hemos llegado. 

Enero de 1572. La villa sigue pagando por cada lobo que se caza. Este año recompensan a un vecino de Pueyo "por un lobo que truxo muerto por parte de la villa", y lo mismo pagan a gente de Andosilla "que vino con un lobo muerto"; a otro de Arróniz; a otro de Artajona... Es un animal que recorre grandes distancias, de ahí que cualquier lobo cazado en los pueblos de alrededor sea un alivio para los ganaderos tafalleses. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla - Tomo I)




09,30 horas. Lápida de Martín Elorz y Garayoa. Su conservación es perfecta. 
En la ezpuenda, debajo de los olivos, está protegida del frío cierzo y de las lluvias. 




Con el bastón, Juanjo retira unos centímetros de tierra de la base para poder leer todo el texto.



Ha parado de llover y al abrigo de la caseta aprovechamos para echar un bocado. 
Mientras almorzamos nos damos cuenta de que estamos a pocos metros de la muga con Pueyo. Anduvimos por aquí cuando dimos la vuelta a las mugas pero el desconocimiento de esta lápida nos hizo pasar de largo. 
Con el buen sabor de boca del descubrimiento decidimos bajar hasta la desembocadura del Barranco de Valdelobos en el Cidacos.


Las orillas son malas para andar y esta circunstancia nos obliga a alejarnos un trecho hasta encontrar mejor terreno. 



Por fin podemos acercarnos de nuevo al barranco y disfrutar de la vista de un pequeño soto que, unido al día gris y húmedo, hacen que este rincón tenga un encanto especial. 
10,15 horas. El cauce, para encontrarse con el río, tiene que salvar dos importantes barreras artificiales: La vía férrea y la carretera. 



Un pequeño túnel, bien construido salva la primera. Juanjo, sin dudarlo, baja hasta su entrada picado por la curiosidad. 
Subimos a la vía del ferrocarril y la cruzamos rápidamente. Cuando viene el tren no suele tener muchos miramientos con los temerarios. 



Decidimos bajar a la carretera y estudiar la posibilidad de llegar hasta el Cidacos.



El túnel, a este lado, parece que ha reducido su tamaño.
En un huerto, un perro atado, no deja de ladrarnos. Ante la escandalera, el dueño sale a ver qué pasa. Nos invita a pasar y nos enseña la pequeña finca. 
Ramiro, que así se llama, dice que tiene robada y media y alguna almutada más. Nos lleva hasta donde desemboca el barranco. Es imposible ver nada porque la vegetación se ha adueñado del lugar. 
Bromeando le decimos que cuando limpie todo eso nos avise para venir a verlo. 
Volvemos a cruzar la vía, esta vez subiendo por unos peldaños que Ramiro hizo en el ribazo a golpe de azadón y volvemos para casa. 
Hasta encontrar el camino, el paseo por el monte bajo es placentero. 



En medio de la nada, un viejo almendro nos muestra orgulloso sus ramas en flor. 
El día está invernal pero Juanjo me dice que, cuando estábamos en el huerto de Ramiro, ha escuchado cantar al ruiseñor. A pesar de todo la primavera se va a ir abriendo camino para llevarnos, puede que sin darnos cuenta, a los calores estivales. 
En el camino decidimos volver por los pinos de Ereta o de la Estación. 
En lugar de pasar por la Fuente del Rey, subimos la cuesta entre la autopista y las fincas de recreo y salimos a la Corraliza de Ereta, debajo de los "pinos de los enamorados". 



11,40 horas. El corto y agradable paseo que termina en San José lo han balizado. Un poste nos indica que empezamos el recorrido. 
La vista de Tafalla desde los pinos es magnífica. Han arreglado el camino y han protegido todo el terraplén con malla metálica para prevenir los desprendimientos y accidentes. 
El cierre de todos los accesos al ferrocarril nos obliga a dar la vuelta hasta la Plaza de Toros. Desde allí nos acercamos a ver el río. 



12,00 horas. Presa de la Estación o de Ereta. Baja un buen caudal aunque en las dos orillas se ve que el nivel ha empezado a descender. 
Una buena excursión para estrenar la primavera. Aunque en lo meteorológico ha sido un desastre, ha merecido la pena conocer la lápida y la desembocadura del Barranco de Valdelobos. 


En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.


lunes, 9 de marzo de 2015

La madre de la fuente Resano




Domingo, 8 de Marzo de 2015


A finales de Septiembre del año pasado, en coche, dimos una vuelta por el campo con Gabriel Armendáriz "Margain". Nos contó historias y nos enseñó algunos lugares que desconocíamos. Hoy vamos a aprovechar que el día viene bueno para visitar un par de ellos. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 9º y la farmacia 8º. El cielo está despejado y no anda aire. La mañana es ideal para caminar. 

El sol de marzo temprano, es para el campo muy sano. 

Salimos por los "enredos" y comenzamos nuestro paseo por el camino de Falces. 


En un ribazo, un hermoso almendro en flor nos da los buenos días. 
El piso está bueno para andar. La semana ha saneado el campo y hoy, esperemos, no entraremos en barrizales como el pasado domingo. 
En la bifurcación anterior a la finca de Txirolas tomamos el camino de la derecha y comenzamos a ascender por la Cuesta de la Celada. 


A medio camino entramos a ver el hermoso pino que está en la finca de otra "Margaina".
Continuamos entre campos de cereal hasta llegar a un zarzal de gran tamaño.


08,45 horas. Madre de la fuente de Resano. Se encuentra a la izda. del camino. 


Al otro lado de la carretera de Miranda, La Laguna está llena de vida. Una multitud de aves busca el alimento moviéndose con rapidez por la superficie. 


Detrás de las zarzas hay un pedruguero y una hondonada seca.

En lo alto de la cuesta de La Celada, a mano izquierda, hoy cubierta por un bardal de zarzas, está “la madre” de la fuente Resano. En ella cayó y se murió un día mi abuela paterna, que vivía en el Caserío Cortés e iba a por agua a dicho lugar, sobre todo cuando había “seca” y el agua no llegaba a la fuente de abajo. La encontró mi padre, hijo de la fallecida. (Nuestras conversaciones con Gabriel Armendáriz "Margain")


El camino desciende hasta encontrarse con la Cuesta de la Calera y discurre paralelo a la carretera por un buen tramo. 


El caserío de la Laguna está en un pequeño montículo y, como nosotros, disfruta del increíble paisaje que se ve desde aquí. La cumbre de San Donato todavía tiene nieve. Enfrente, Lóquiz y Montejurra, y a la izda. Yoar y la sierra de Cantabria. 
Casi sin darnos cuenta, la pista se ha ido adentrando en Don Galindo. Entre campos de habas y avenas, el paseo es agradable. Empieza a estorbar la ropa. 


09,15 horas. Debajo de la caseta de Morán, junto al camino, hay una pequeña balsa con un pozo en su orilla. Este invierno lluvioso se ha llenado. 
Unos metros más adelante, donde el Plano termina, llegamos a la Balsa de Menéndez. 


09,45 horas. Está debajo de la caseta del Plano, en la falda del Alto de Predicadero. 

Mi hermano Perico y yo, como hemos cantado desde siempre en la Coral, teníamos mucha relación con D. José Menéndez. Este hombre era cazador y le gustaba también ir a la paloma. Debía de estar harto de que, tanto a Cabriteras como a Patuca, fuera mucha gente y nos encargó que le hiciéramos una balsa en este lugar y así podía venir él a cazar con toda tranquilidad. Se la hicimos y aún se conserva. (Nuestras conversaciones con Gabriel Armendáriz "Margain")

Dando vista al Caserío de Gregorio Grande, aprovechamos el lugar para echar un bocado. 
Continuamos por el mismo camino y entramos en el extremo NE del Saso. A nuestra dcha. el Corral del Zorrico señala la cercanía de Gregorio el Grande. 
Torcemos a la izda. y abandonamos la pista para cruzar un par de piezas en rastrojo de maíz. 


La trasera del Caserío de la Chiquitina nos marca la dirección a seguir pero, para llegar hasta allí, tenemos que salvar el barranco que baja del Predicadero.
Llega algo de agua y se ha formado barro; las matas de esparto son tan tupidas que nos permiten cruzarlo sin ningún problema. 


10,50 horas. Caserío de la Chiquitina.  La soledad del paraje se ve interrumpida, de vez en cuando, por algún vehículo todo terreno con un número en su carrocería. Da la impresión de que se trata de alguna competición. 


Desde el pequeño cogote que está junto al edificio, la vista del caserío es curiosa. 


La ruina y el abandono son patentes. 
Salimos al camino que sube entre el Predicadero y Las Zorreras. 


En el Plano el camino es llano. No vemos a nadie.
Cuando nos vamos acercando al Raso, divisamos una gran cantidad de coches aparcados. 
Nos acercamos curiosos. 


11,40 horas. En una de las últimas parcelas, un numeroso grupo de chavales, padres y madres, azadón en ristre, se afanan en preparar la tierra. 
Es el Día del Árbol y van a plantar doscientas encinas. Saludamos a los conocidos (Sergismundo, Txirolas,...) y, por la estrecha senda, salimos a la Cuesta del Melón. 
En veinte minutos llegamos otra vez a los "enredos". 
El sábado que viene es la Javierada. Ojalá tengamos un día como el de hoy, aunque en Marzo nunca se sabe. 




martes, 3 de marzo de 2015

El pozo del Almendrolar



Domingo 1 de Marzo de 2015


La semana ha sido de aguas. El Cidacos ha amenazado con saltar pero, como si se hubiera arrepentido, ha preferido dejar las cosas en su sitio. Los campos están embarrados y los caminos un poco difíciles. El amigo Sergismundo me pasó una ruta que conocemos muy bien, pero que tiene el aliciente de descubrirnos el pozo del caserío del Almendrolar. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 11º y la farmacia 10º. El cielo está cubierto y cae una ligera llovizna. 

De Marzo no te fíes que es traidor, tan pronto frío como calor. 

Donde termina el polígono de la carretera de Artajona, el camino del Vaquero cruza el barranco del Abaco. 
Junto a las instalaciones de la Pepsico tomamos el primer cruce a la izda., que desemboca en la carretera de Estella. 


Paramos un momento para admirar la enorme cruz devocional situada en el sendero que viene de Margalla. Fechada en 1855, invita al rezo a los devotos de la Virgen de Ujué. 
Al final de la serrería hay un camino que entra al Vaquero. 


En la vaquería de los Churreros, una vaca de gran tamaño está muerta junto a la valla. 


El itinerario nos lleva entre campos de cereal hasta llegar al canal de Navarra, que sube, subterráneo, al Plano. Hace un rato que ya no llueve. 


Las plantas de romero, en las laderas que están al abrigo, han florecido. El campo está empezando a cambiar vistiéndose, tímidamente, de primavera.


En la orilla del solitario camino nos encontramos con algo insólito. Un gran esqueleto de un animal nos hace detenernos. 
No conseguimos saber qué es. 


Le faltan las extremidades anteriores. Las pezuñas tienen fuertes uñas y en la boca se distinguen fuertes caninos. 
¿Un zorro? ¿Un perro asilvestrado?. 
Mas adelante hay un cruce a la izda. Lo tomamos.


08,45 horas. Corral del Vaquero. Solitario y recogido, se distrae con la carretera cercana. De su pequeña balsa, asustados ante nuestra presencia, dos patos salen huyendo y parecen maldecirnos con sus graznidos. 


Entramos en el interior del corral. Está limpio y bien conservado. 
Subimos, de nuevo, al camino que habíamos abandonado. 


Llegamos a una antigua chabola y nos vemos obligados a cruzar una pieza.
El terreno está blando. Tenemos que desviarnos hacia la izda. para evitar meternos en una badina. A pesar de nuestros esfuerzos, no podemos evitar el barrizal, que es de los buenos. 


09,00 horas. Por fin llegamos a la Abejera de Garbayo. 
El lugar está precioso. La construcción, que acusa el paso del tiempo, se conserva en bastante buen estado. 


Los almendros que habitan en el serenado, a diferencia del de la casa del Conde, no han echado la flor. Las yemas están a punto de reventar, pero no se fían de este final del invierno. 




Subimos al caserío en ruinas de El Almendrolar. 
El calzado, con el roce de las ilagas y los tomillos, se desprende de los tostones de barro. 
Damos una vuelta por sus alrededores y encontramos el pozo. 
En una pequeña ladera, escondido entre la hierba y las matas, aparece ante nuestros ojos. 



Es de forma cuadrada y con las paredes de piedra.



En la parte norte tiene un pequeño canalillo, excavado en la tierra, por donde le entra el agua que resbala por la ladera. 
El itinerario nos dice que sigamos en dirección N. 
Llegamos a un pedruguero y nos sorprende una piedra con un curioso agujero.



 No parece que sea fruto de la erosión porque Sergio indica que estamos en una cantera. 
Para llegar a una pequeña chabola de piedra hay que orillar un par de piezas. El  barro que había para llegar a la abejera de Garbayo no era nada en comparación con el que tenemos por delante. 
Los pies cada vez pesan más, pero conseguimos salir del atolladero sin hundirnos. 



La hierba y las coscojas que rodean la pequeña construcción nos ayudan a limpiar nuestro maltrecho calzado. 
Por fin salimos a un camino. Aunque hay charcos y barrillo nos parece una autopista. 



09,50 horas. Corral de la Aquitana. No nos paramos. Desde aquí hay una buena vista. En Alaiz y en la Valdorba serrana, una cortina de agua desciende velozmente hacia el Caserío de San Lorenzo. 
Seguimos. Cruzamos otro par de piezas que, a diferencia de las anteriores, están sanas y no nos dan tantos problemas. 



Llegamos al camino que conduce al canal y lo cruzamos.
Tomamos el primer desvío a la dcha. y nos acercamos al Gurrutxo. 
Al finalizar el camino, antes de orillar la pieza, descubrimos un pequeño pozo. 


Es circular, con las paredes de piedra y está oculto por la vegetación. Juanjo y yo nos lanzamos una mirada cómplice: "Éste no lo ha descubierto Sergio..., todavía".

Son las 10,20 horas y es el momento de almorzar. 



La roca en la que nos sentamos está rodeada de matas de espárragos silvestres. Juanjo me dice que tienen poca presencia, pero que su sabor es intenso. 
Por la orilla del canal dos caminantes se nos hacen conocidos. Tiramos de catalejos y vemos que hemos acertado. Nos hablamos por el móvil. Ellos van hacia el Corral de la Aquitana. 
Salimos a la carretera de Artajona. Caminamos unos doscientos metros por ella y nos acercamos al Canal. 
Por la orilla se camina con comodidad, mientras disfrutamos observando las laderas del Salobral. El nivel del agua está alto. 

Año 1737. En dicho día 27, Manuel de Landa, guarda de los Quiñones, manifiesto que el día viernes veinte y uno del presente mes, encontró dentro de una pieza sembrada de trigo, camino de la Pedrera y Salobrar, propia de Doña Agustina Larrea, un ganado mayor, paciendo en el sembrado, propio de Martín Subiza, labrador, que llaman "Zaga Larraga". (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra)




Damos vista a las obras de la depuradora que se está construyendo en La Pedrera. 



11,20 horas. Estamos en la almenara del canal. 



El agua se remansa y en algún punto salta por el aliviadero. Un paseante llega hasta nosotros y nos muestra su sorpresa. Dice que es la primera vez que ve todo esto. 
Por una senda estrecha llegamos al camino que pasa cerca del antiguo polvorín y salimos a la presa de Recarte.



11,50 horas. El caudal es similar al del domingo pasado. El Cidacos se ha serenado. La mañana sigue gris, tristona. En veinte días entrará la primavera, pero en Tafalla nunca podemos estar seguros de que eso será así. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy.

Y en éste el de Sergismundo.