martes, 10 de junio de 2014

Cabriteras y El Predicadero








Domingo, 8 de Junio de 2014

Desde el mes de Abril no hemos andado por el término de Tafalla y hoy toca. 
Vamos a ir al Alto del Predicadero, donde El Plano termina y la vista se precipita hacia la inmensidad del Saso. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 15º y la farmacia 14º. El cielo está despejado, no anda aire y las predicciones de los que saben del tiempo dicen que vamos a pasar calor. 
Mejor. Los Doce tenemos la fiesta de Pentecostés en San José y, cuando los días salen así, es un placer saborear un buen calderete a la sombra de los pinos.
Salimos por lo que el Templao ha bautizado como "los enredos" porque la urbanización se proyectó en la zona que llamaron la UR2. 
Por el camino que lleva al Plano no hay nadie. Los maíces  están sembrados y esta noche han recibido una buena ración de agua. 





08,30 horas. Fuente de Los Falces. Juanjo dice que se ha olvidado la jarra para medir el caudal. No importa. Con los riegos de las piezas cercanas, esta fuente es ahora artificial. Echa agua todo el año como no lo había hecho nunca. 
Subimos la cuesta que nos lleva a la antigua gravera y llegamos al Corral del Plano. 
Un panel explica el recorrido del paseo por el denominado Oinez Basoa. Con motivo de la celebración en 2011 del Nafarroa Oinez de Tafalla, se plantaron 6.700 encinas y quejigos en 92 robadas de comunal en el Raso del Plano. Unas tierras roturadas para la siembra del cereal que nunca resultaron rentables. 
Continuamos por el camino principal hasta llegar a los dos monolitos hechos con piedras que indican la entrada hacia la Caseta. 





09.20 horas. Caseta del Plano. Está limpia y ordenada. Abierta a todo el mundo. Cuando las cosas se respetan, se conservan para todos. 
Almorzamos en la mesa de obra junto al edificio. 
Dos perros inquietos llegan corriendo hasta nosotros. Brincan y jadean mientras nos olfatean. Su dueño los llama y nos saluda. Les echa agua en un recipiente y les ordena que se recuesten. Los animales, asombrosamente, le obedecen sin un ladrido. 
Terminamos y nos adentramos en el pinar para llegar hasta el borde del plano.





Junto a un puesto para cazar palomas, encontramos un pequeña base de hormigón. 
Como en los Altos del Planillo, tuvo que haber ahí, si no un vértice geodésico, algo que indicara el punto más alto del lugar. El Gps nos dice que estamos a 466 mt de altitud, altura que tiene oficialmente el Alto del Predicadero. 





Junto al puesto de palomas han montado una especie de cabaña que es un auténtico chabisque. Cutre y sin gusto; llena de pintadas, por lo menos tiene la ventaja de que está escondida entre los árboles y no se ve hasta que no llegas a ella. 






La ladera que baja hacia el Saso está llena de basura. Latas, garrafas, maderas, plásticos y un largo etc. ¿Cómo es posible?
Aprovechando la terraza de la repoblación, avanzamos en dirección E. El interior del bosque está intransitable. Han hecho limpieza del arbolado y han dejado todas las ramas extendidas. El olor a resina es agradable, pero el peligro del fuego en estos próximos meses de verano es enorme.





En las paredes del cortado, las madrigueras de los zorros son profundas y oscuras. Aunque seguimos en el Predicadero, esta zona es más conocida como Las Zorreras. 
Bajamos buscando el camino que nos llevará cerca del Caserío de la Chiquitina.



El terreno es abrupto y empinado. Hay que bajar tomando todas las precauciones posibles. 
Llegamos a una especie de senda que en realidad es un barranco y salimos a una pequeña balsa, ahora seca, que recoge las aguas. 
La vegetación es pobre. Sólo prospera el esparto. 
Cruzamos una acequia y subimos a una pieza. Es un barbecho de maíz.




10,20 horas. Lo cruzamos y orillando otra finca sembrada, caminamos en dirección E. Hemos dejado atrás La Chiquitina. 
Tomamos un camino nuevo y salimos al que sube hacia la balsa. Las diminutas plantas de maíz despuntan tímidamente en las enormes piezas que se extienden desde el camino que va a la Cruceta hasta los caseríos lejanos de Gregorico  y Manuel. 




11,00 horas. Balsa de Cabriteras. Está rebosante. Juanjo comenta que hace un par de años podíamos andar por el centro del vaso debido a la enorme sequía que padecimos. 
Caminamos por la orilla. Las ranas, conforme nos vamos acercando, saltan al agua sin prisa. Dos cangrejos "americanos" ni se inmutan.





Encontramos la pequeña senda, casi desdibujada, y nos acercamos hasta el pozo. Levantamos la tapa y comprobamos que tiene una buena cantidad de agua. 
Subimos otra vez al Plano. Avanzamos en dirección N. y llegamos al cruce que baja a la Cuesta de la Calera. Tomamos un pequeño desvío y, por el viejo sendero, salimos a la Cuesta del Melón. 




Les pregunto a mis acompañantes si saben por qué se llama así. 
Les cuento lo que me dijo Rafa, el marido de mi prima Angelines, que le había contado su padre:

Resulta que un día, podría ser en los año 30, tres mozos volvían de fascalar en el Saso. 
Hacía calor y, en esa cuesta, el manantío formaba una pequeña balsa. Algún agricultor vecino había dejado un melón a refrescar en el agua. Ellos, al verlo, muertos de hambre y de sed, lo cogieron y, donde comienza la cuesta, a la altura de la finca de Chirolas, se lo comieron. 
El dueño fue a merendar y se encontró sin melón. Como había visto pasar a los tres mozos, salió corriendo y los pilló comiéndose la última tajada. Les empezó a llamar ladrones y otras cosas y ellos le contestaron: "No tienes ninguna razón en lo que estás diciendo. Estábamos aquí sentados, descansando, y de repente ha venido este melón rodando por la cuesta. Como pensábamos que no era de nadie y para que no se malperdiera, nos lo hemos comido".

11,30 horas. Con estas historias volvemos a entrar de nuevo por "los enredos" en Tafalla. El día viene de calor.







No hay comentarios:

Publicar un comentario