martes, 28 de enero de 2014

Paseando por El Plano











Domingo 26 de Enero de 2014


En este Enero húmedo y templado cada fin de semana es una incertidumbre. Consultamos el periódico, la tele y el Foreca esperando que no llueva. Para hoy hablan de un temporal que entra por la tarde en Galicia. Eso significa que hasta mañana no lo tendremos aquí. 
Pues nada. Nos vamos a dar una vuelta por el Plano. 
Inma y Juanjo no pueden venir, así que Rosa y yo nos echamos las mochilas a la espalda y encaramos, por los "enredos", el camino de Falces. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 11º y la farmacia 10º. La parte S. de Tafalla está despejada, no así el N. que se muestra oscuro y cargado. 
A pocos metros de la salida de la urbanización, una chica y su perro nos adelantan a buen paso. 
En el campo reina la soledad. 
En los maizales, las cortas cañas despuntan entre la hojarasca de las panochas.  Los olivos, sin aceitunas en sus ramas, parecen seres indefensos. El cereal tiñe de verde las lomas y laderas.






08,20 horas. Fuente de los Falces. Está hermosa. Las humedades del Plano se alivian por el caño de hierro. 
El camino, flanqueado de zarzas, asciende suavemente hasta llegar a la gravera. 
Volvemos la vista atrás un momento. En la Sierra de Alaitz las nubes se agarran a las cimas. 
En el encinar, los perros se desfogan rebuscando conejos. Un cazador, escopeta al hombro, nos dice que los han olfateado y los están sacando de sus escondrijos.





Llegamos a la explanada del Corral de Plano. 
Continuamos en dirección O. hasta que salimos al camino que sube por la Cuesta de la Calera. 
Torcemos en dirección S. hasta alcanzar un desvío a la dcha. entre dos torres de piedras levantadas por Toñín. Esa es la entrada que lleva hasta la caseta. 
El suelo está bastante complicado. Grandes charcos dan paso a tramos de barro.





La humedad y las suaves temperaturas han hecho brotar setas en medio del camino.  
Un par de cazadores nos saludan sin quitar ojo a las matas. En cualquier momento puede saltar una presa y hay que estar preparado. 
Los pinos cercanos nos indican la proximidad de la caseta. 
Caminamos un tramo entre encinas para evitar el lodazal.





09,20 horas. Caseta del Plano. 
No hay nadie. El lugar está limpio. La caseta, pintada no hace mucho, luce como el primer día. 
El día ha mejorado muchísimo. Nos sentamos en la mesa que está junto al edificio y echamos un bocado. 
El lugar es fantástico. Estamos en el extremo meridional del Plano, junto a pinos, encinas y coscojas. 





Para un día con muchas ganas de andar, hay desde aquí una excursión larga. Por la vertiente O. bajaríamos a Lazarau y Don Galindo, cruzaríamos a Candaraiz para salir por Valditrés a los Altos del Planillo y, por Galloscantan, a casa. 
Hoy vamos a tomar la dirección contraria porque queremos visitar Cabriteras.
Nos ponemos en marcha.





En lugar de volver por donde hemos venido para buscar el camino que baja al Saso, decidimos coger uno que sale enfrente de la caseta y que han abierto para la limpieza del pinar.  
Las máquinas dejan el suelo destrozado. El barro y las ramas aplastadas dificultan mucho la caminata.
Tenemos enfrente el Alto del Predicadero. El pinar hace una vaguada y nos decidimos a adentrarnos en ella. En realidad, es la barrancada que baja desde la ladera del Plano y termina en una especie de balsa, con algunos carrizos, que desagua en una pequeña acequia. 
Tenemos enfrente el Caserío de Gregorico y el de Manuel. 





Torcemos a la izda. y, atravesando un par de maizales ya cosechados, llegamos a la trasera del Caserío de la Chiquitina. Son las 10,10 horas
Tomamos el camino que cruza el Saso en dirección E. 
A nuestra derecha está el cerro del Pozo Zacanatero, donde estuvimos hace quince días. 
Caminamos con calma, disfrutando del día. 
Enfrente divisamos la bajada de la Cruceta. 
Torcemos a la izda. y nos metemos en el pequeño circo que forman Las Zorreras y el Plano. A pocos metros divisamos el promontorio que oculta la balsa. 







10,45 horas. Balsa de Cabriteras. Está imponente. El agua llega hasta el borde. Alguna rana desafía el frío y, asustada, salta al agua al notar nuestros pasos. 
Las dos casetas, camuflamadas bajo una gruesa capa de tierra, se miran una a la otra con sus troneras oscuras, mientras el sol se refleja cálidamente en la superficie del agua. Todo está en calma. 
Subimos de nuevo al Plano. 
Por el camino que conduce al Raso, un conejo cruza veloz de izda. a dcha. Los ladridos de los perros habrán alterado lo que él pensaba que iba a ser un domingo tranquilo.

"Y qué drama se creaba cuando moría un caballo de la familia. Las caballerías vivían en la cuadra, en la parte baja de las casas, así que humanos y animales convivían puerta con puerta y el roce favorece el cariño.
Aún recuerdan la muerte del macho Galán. Hubo luto en la familia y se lloró mucho porque era un caballo de inestimable valor.
Lo sacaron de la cuadra con cuerdas, porque había mucho desnivel, lo montaron en un carro y lo llevaron a los "carnuces" del Plano (cementerio de caballos donde moran los buitres). No era tarea fácil. Un caballo sólo podía ser arrastrado entre muchos hombres" (Arantxa Marco Hernando)(Los Gregoricos. Raíces tafallesas y genealogía de los Zaratiegui)

En el Raso, tomamos una senda con la hierba húmeda y tupida. 
Salimos a la Cuesta del Melón y bajamos hasta la finca de Txirolas. 
Saludamos a Félix de lejos. Tenemos un poco de prisa y no queremos entrar porque ya sabemos lo que pasa. 
11,30 horas. Entramos en la urbanización a la altura de donde se encontraba el Árbol del Gitano. 
Txirolas nos alcanza con la bicicleta. Me dice que, otro día que pasemos, quiere que le haga unas fotos layando. 
Será un placer y un honor. 
En los bancos de la acera de las Escuelas Comarcales, un par de ancianos están sentados disfrutando del sol de invierno. 
Alrededor del velódromo, unos jóvenes corren a buen ritmo. 
En el horizonte, Ujué se distingue con nitidez. Señal de mundanza.

EN ESTE ENLACE SE PUEDE VER EL RECORRIDO DE HOY



lunes, 20 de enero de 2014

De Margalla al Quiñón





Domingo, 19 de Enero de 2014


Cuando se pone de aguas hay que tener siempre un paseo en la "recámara". Con el regusto del concierto de La Banda quedamos para hoy en hacer, casi con toda seguridad, una urbanita. 
Si sale lloviendo, callejear por Tafalla también tiene un gran atractivo, sobre todo cuando pasamos el año por el campo. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 4º y la farmacia 2º. El cielo está casi despejado porque en alguna zona quedan unas nubes pardas, que son más de frío que de agua. 





Salimos hacia el Alto de las Cruces. Veremos cómo se presenta el día y, también, cómo está el suelo. 
Juanjo conoce el lugar exacto donde se encuentra la antigua ermita dedicada a San Cristóbal. Tiene la entrada, por seguridad, tapada con tierra. 
De la cooperativa del cereal tomamos el camino que sube al pinar.







08,15 horas. En la ladera, junto a los pinos, la hierba se ha apoderado del entorno. 
Juanjo nos señala el lugar. A simple vista es irreconocible. Nos comenta que él ha llegado a ver la cripta, que tiene una escalera de caracol, algo insólito en este tipo de construcciones. 



En los alrededores queda alguna baldosa rojiza que perteneció al suelo de la ermita. 
Hace pocos años, desde el Ayuntamiento, con aquel programa de "Tú eliges, tú decides", se proyectó hacer una rehabilitación del lugar. 
La crisis y otras circunstancias se llevaron por delante la posibilidad de recuperar este espacio tan singular de nuestro patrimonio. 
Toca esperar tiempos mejores. 
Damos una vuelta al montículo. 






Antes de llegar a la gravera, vemos el lugar donde se encontraba la antigua champiñonera. 
Recuerdo haber entrado alguna vez con mi padre en aquellas bóvedas húmedas y oscuras. Me quedaba sin habla viendo el milagro del crecimiento de los champiñones en los cepellones. 





08,40 horas. Nos acercamos al campo de tiro. El edificio ha sufrido los estragos del paso del tiempo y del vandalismo. Las instalaciones se hicieron con mucho entusiasmo pero, después de unos años de actividad, se abandonaron. 
Si no recuerdo mal, en la semana prefiestas de hace unos cuatro años, se hizo un campeonato de tiro al plato. 
Por el lado O. bajamos a una pieza. En el pinar están haciendo limpieza. Los troncos esperan desparramados por toda la ladera a que la máquina los apile. 


Juanjo cuenta los anillos de un ejemplar bastante gordo. Unos 70 años, más o menos. 
La pieza, sembrada de cebada, está impracticable. Caminamos por la orilla. La tierra arcillosa se pega a nuestros pies multiplicando el peso varias veces. 
Salimos junto al cementerio.



En el lado N. del Campo Santo hay una pequeña balsa que está seca. Al otro lado, una pequeña puerta metálica cierra un pasadizo bien construido en piedra, que es el desagüe de la balsa. 




¿Estaremos en lo que se conoció como la Fuente de Margalla? 
Jimeno Jurío la cita en varios documentos.

Por la trasera del cementerio salimos al camino y nos dirigimos hacia el Carasol de la Celada. No vamos a subir al cerro. 
Torcemos a la izda y llegamos a las Badinas. 



Desde el Plano, la niebla empieza a adueñarse del lugar. 
Al N. en Echagüe, a los pies de la Peña de Unzué, la nieve destaca en la negrura del monte. 

09,50 horas. Junto a unos olivos de plantación ecológica, paramos a almorzar. Cada vez tenemos la niebla más cerca. Algunos cazadores se repliegan hacia los coches que están aparcados cerca. La temperatura baja bruscamente. Hace frío. 



Seguimos caminando. El barranco que viene de las Badinas vierte sus aguas al Abaco y juntos van buscando el Cidacos a la sombra de la Ermita de San Gregorio. 
Orillamos una pieza y salimos encima de Las Hoyas. 



10,20 horas. Tomamos el camino que está junto a la puerta del Club nocturno y hacemos una breve visita al depósito de aguas de nuestros vecinos de Olite. 
Bajamos a la carretera general y, a un lado de Luzuriaga, entramos en el camino de Gerón buscando el río. 
Un cachorrillo abandonado nos ve y se pone a juguetear con nosotros. Avanzamos un tramo en dirección S. y, por una senda que lleva a un pequeño huerto, salimos a la pasarela. 




10,55 horas. La cruzamos. El cachorrillo no puede subir los escalones metálicos y nos mira desde la otra otra orilla con cara de resignación. 
Por la pequeña senda que está escondida en el zarzal, salimos al maizal que está cosechado. 
Nuestros calzados agradecen los tallos cortos y duros del maíz. El poco barro que les quedaba se queda agarrado entre la hojarasca. 
Salimos al camino de la Recueja. 
Por buen piso pasamos debajo de la autopista y torcemos a la izda. 
Quiero enseñarles a mis acompañantes el rincón del Quiñón con aspecto de jardín inglés. 
Pero me lío y terminamos de nuevo debajo de San Gregorio. Volvemos sobre nuestros pasos y preguntamos. 
Gómez tiene el huerto en Larrain. Nos indica una pequeña puerta metálica, en la valla de la autopista, que nos dará acceso a la rotonda grande de la Tafallesa. 
Nos invita a entrar en el huerto y nos lo enseña. 
Lo tiene hecho un primor. Es un manitas y, desde la depuradora de agua para la pequeña piscina, hasta el compostero lleno de lombrices, todo se lo ha hecho él. Nos enseña el invernadero y las fosa sépticas. La caseta y el asador. 
Salimos de nuevo al camino y, por la puertica, conseguimos llegar a la rotonda. 




12,10 horas. Término del Quiñón. Los huertos se suceden unos a otros. Entre los chopo,s la finca cuidada y limpia de la primavera tiene ahora un aspecto de abandono. No hay nadie. 
Damos una vuelta por su interior. Se aprecian los trabajos de recogida de hojas y el podado de los setos. En unos meses volverá a tener todo su esplendor. 

"Como final mencionaremos algunos pregones curiosos, rigurosamente verídicos y publicados en Tafalla:
- El que haya recogido un collerón de burro que lo deje donde estaba, porque su dueño lo necesita.
- El que haya recogido una laya de un "güerto" de Barranquiel, que la devuelva, o venga a por la otra. 
- El que tenga en su poder una máquina de "sulfatiar" y no sea suya, que el dueño no recuerda a quién se la dejó hace un año, si ha terminado con ella que la devuelva a su dueño, si no, se reclamará por hurto. 
- El que se llevó una escalera de clavos, del término del Quiñón, que la deje donde la cogió, que el dueño ya sabe quién la tiene.
     
   En una ocasión desapareció "un cuarto" de cordero que estaba a la fresca en una ventana. Al día siguiente se publicaba este pregón: Se pone en conocimiento de los que se llevaron ayer un cuarto de cordero de una ventana que se acuerden de su dueño y le conviden a la merienda" (José Menéndez)(Retazos de historia tafallesa)

Salimos, orillando algunos huertos, al camino principal. Saludamos a dos hortelanos y llegamos a la carretera general. 
Por la trasera del Huerto del Florista, hoy convertido en cuartel, llegamos al pueblo. Son las 12,40 horas
El día ha empeorado. Hace más frío que a la mañana. 
En el campo de hierba artificial, los jugadores golpean con fuerza el balón entre el jaleo del escaso y abrigado público. 
Tafalla se prepara para celebrar mañana a su patrón. 


Este es el enlace para ver el recorrido de hoy



lunes, 13 de enero de 2014

Un jabalí en el Saso




Domingo, 12 de Enero de 2014

Habíamos pensado subir a Orisoain para visitar los robledales de la trasera de San Pelayo, pero la niebla desaconsejó hacer esa excursión. Juanjo me dijo que había estado ayer en el Monte del Conde y que no se veía a "un palmo de narices". ¿Solución? Al Saso. 
Esperemos que no haya mucha niebla y nos deje dar una vuelta por sus caseríos. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 8º y la farmacia 6º. 
La niebla, aunque no muy espesa, se ha adueñado de las calles. 
Con el coche atravesamos el Plano y llegamos al Caserío de la Chiquitina.



08,25 horas. La niebla no impide ver los caseríos cercanos. Hemos tenido suerte, vamos a poder dar un paseo largo.  
El camino desciende suavemente buscando las hondonadas del Saso. 
El primer desvío a la dcha. lleva al cruce del Caserío de Gregorio Grande con Lazarau. No nos interesa cogerlo. 
El segundo es el que sube a Gregorico. Subimos por él. A dcha. e izda. el cereal ha nacido. La planta está baja. Aletargada por el frío, soporta los días cortos anhelando la próxima primavera. 





08,50 horas. Caserío de Gregorico. No hay nadie. En el fondo del Saso el cerro de la Navascuesa emerge entre la niebla, como si fuera el último bastión de la muga tafallesa. 
Decidimos ir a Gregorio El Grande. 






En el pinar de al lado, como en las Zorreras y en el Predicadero, están limpiando el monte. Un hombre, al volante de una máquina, recoge con la pluma los tronquillos de pino y los amontona en tronqueras perfectamente ordenadas. 
Bajamos hasta el barranco donde una antigua repoblación de tamarices sobrevive a duras penas. 
El camino inicia un pequeña cuesta y tuerce a la izda. 



En su orilla dcha. nos encontramos con el Corral del Zorrico. Unos buenos refuerzos sujetan sus paredes. La primera vez que pasamos por aquí el Templao y yo, nos picó la curiosidad y nos asomamos a una ventana, en el lado N. De su interior saltó un zorro, asustado, que nos dejó petrificados. 



09,25 horas. Caserío de Gregorio El Grande. Tampoco hay nadie. La balsa tiene mucha agua. El huevo del pozo proyecta su imagen en la superficie del agua, observado por la enorme construcción que es el Caserío. 




Es hora de almorzar. La temperatura, dentro de lo que cabe, es agradable. No hace mucho frío. 







La calma y densidad de la niebla convierten el sitio en un rincón encantador. 
Cuando terminamos de recuperar fuerzas, Juanjo saca cordel y peso para medir la profundidad del pozo. 
El agua llega hasta el tercer escalón de la entrada. 




Lanza el cordel y ¡zas!. El peso toca fondo a 2,60 m de profundidad. Un dato interesante porque nunca sabíamos cuál era la hondura de este pozo. 
Volvemos por el mismo camino y pasamos de nuevo junto al Corral del Zorrico. 










Subimos, otra vez, al Caserío de Gregorico y, por el otro camino, bajamos al  principal que lleva hasta la Cañada. Las ovejas han salido al cercado. Nos miran curiosas, pero cuando nos acercamos, retroceden temerosas, agrupándose sin quitarnos ojo. 






10,35 horas. En el cruce de estos caminos está la Balsa de Justo. También tiene mucha agua. No es de extrañar. El año pasado fue uno de los más lluviosos de los últimos años. En 2013 recogí 813 litros de lluvia, a los que hay que añadir los 272 que cayeron en el último trimestre de 2012. Las balsas y manantíos están todos recuperados. 

"Juanito era unos poquitos años menor que sus dos tíos, pero les trataba de usted. Solían robar huevos y comérselos crudos haciéndoles un agujero en cada punta, hacer natillas, comer chulas y huevos fritos para almorzar, mientras uno de ellos hacía de vigilante, no fuera que apareciese la madre por la puerta. 
El año de la gran nevada, 1917, un joven Antonio, de 18 años, se dirigió a la balsa de "Justo", montado sobre un caballo que le había comprado Isidro a un gitano y cogió ocho perdices para alegría de la familia. 
En vez de hacer la mili, Antonio fue soldado de cuota durante tres meses en Pamplona. Vivía en una pensión, precisamente en la calle San Gregorio. Sus padres le ayudaron dándole 2.000 pesetas" (Los Gregoricos. Raíces tafallesas y genealogía de los Zaratiegui)(Arantxa Marco Hernando).

Por el camino que va hacia un pequeño pinar llegamos a la mitad de una pieza y la atravesamos. 




10,45 horas. En el cerro, rodeado de matas de esparto, se encuentra el Pozo Zacanatero. Juanjo retira las losas y saca el cordel. Lo desliza en su interior y mide: 30 cm de agua. 




Como es un hombre organizado, saca el metro de la mochila y medimos las dimensiones: 1,60 m de diámetro. Vuelve a lanzar el cordel y mide la profundidad del pozo: 2 m. 
Atravesamos la pieza para salir al camino junto al pinar. Avanzamos en dirección E. Llegamos a un cruce y tomamos el de la izda. 
Descendemos cómodamente en dirección N. 





De pronto, del maizal de la dcha., sale un enorme jabalí. Por terreno despejado lo vemos correr en dirección a los maíces que tiene enfrente. Como puedo, le hago una foto mientras se aleja velozmente. Juanjo, a ojímetro, le calcula unos 100 kg de peso.
Cuando llegamos al siguiente cruce, tomamos el camino de la izda. y salimos al  que baja del Plano. 
En la Chiquitina tampoco hay nadie. 
Por el Plano, tres paseantes vuelven la cabeza al oír el coche y nos saludan con la mano. 
Desde la carretera de Miranda echamos un vistazo a los Altos del Planillo. 
Sobre Tafalla, la niebla sigue sin dejar ver el sol. 

lunes, 6 de enero de 2014

Dos fuentes de Pueyo



Domingo, 5 de Enero de 2014

Hacemos la primera salida del año. Desde Año Nuevo el tiempo ha estado húmedo. Ha sido más ruido que nueces porque en cuatro días he recogido siete litros, pero para hoy anuncian bueno. Dicen que el temporal va a pasar velozmente y que la Cabalgata no tendrá problemas con la lluvia. Ya veremos. 
Hoy vamos a medir el caudal de las fuentes de Turrustaldia y de Valdetina. Si nos da tiempo, a la vuelta, subiremos a la Gariposa. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 7º y la farmacia 6º. Juanjo y Rosa pasan por casa y traen el paraguas abierto. Malo… 
Caen cuatro gotas pero, cuando estás varias horas así, te pones como una madrilla. 


Por la Plaza de Navarra y los Jardines, nos acercamos hasta la presa de Recarte. Da gusto verla. El agua se desliza por el cauce con rapidez. 
08,25 horas. El día está plomizo, oscuro. Hace un par de años, en Febrero, salimos con unas condiciones parecidas y, cuando llegamos a la muga de Pueyo, empezó a nevar. 
Algunos paseantes vienen por el Camino Viejo. 



Llegamos a Macocha "la pequeña". El río corre cantarín. Las orillas están verdes y los árboles, desnudos, permiten ver una pequeña caseta, como si alguien guardase perros . 
Paramos junto a la finca de Benigno y comprobamos que la balsa, tan seca hace año y medio, está llena de agua. 




Al llegar a la bifurcación del camino que va a los invernaderos, nos acercamos al puente para ver el río. Son las 09,00 horas
Al campo, como me apunta Juanjo, le ha llegado el invierno. Los sembrados han nacido, pero el frío les hacer pararse y ahondar las raíces. La arboleda que bordea el Cidacos está oscura y desamparada. La naturaleza se ha aletargado esperando tiempos mejores. 
Llegamos a la zona asfaltada y, unos metros adelante, tomamos el camino de la izda. que se introduce en el pinar. 



El suelo está con barrillo. 09,30 horas. Llegamos a la fuente de Turrustaldia. Del aska sale un chorro bueno de agua, que se pierde, entre juncos, en el barranco. Juanjo saca la jarra y medimos: 60 litros al minuto. El pasado 21 de Abril recogimos 23.
Con la Solanoa a nuestra dcha. seguimos dirección O. 



Llegamos junto a la cruz de Eulogio Olcoz. El sitio está, como siempre, limpio y cuidado. Rosa y Juanjo se sorprenden al verlo. Es la primera vez que pasan por aquí.

Continuamos por este camino y salimos al de la Pedredra, que nos lleva a Valdetina. 
Un coche viene hacia nosotros. Su conductor, Paco, es un viejo conocido. Le pregunto si ha cazado algo y me enseña la escopeta, dentro de la funda, en el asiento de atrás. 
Nos dice que hoy es un día denominado "de fortuna". No se puede cazar, al menos en teoría. A las perdices se les llenan las patas de barro y no pueden correr ni volar. Si te pillan cazando pues… depende. Igual no te hacen nada o te cae una buena multa. 



10,40 horas. Fuente de Valdetina. De sus dos caños sale abundante agua. Medimos sus caudales y, sumándolos, anotamos 80 litros al minuto. Eran 47 en Abril pasado. Sacamos los almuerzos. 

"Se pagó a Esteban Valero, por convenio con el Sr. Alcalde, para encerrar en su corral el ganado destinado a las corridas, en el año 1887. Por cuatro peones para hacer abrevadero en Valdetina para los toros en 1887: 12 pesetas" (José Mª Urroz y Pedro Mª Flamarique)(En el centenario de la Plaza de Toros).




No está el día para sentarnos en los bancos del merendero que hay junto a la balsa. El cemento está mojado y la hierba, húmeda, llega hasta los tobillos. 
Un cazador llega con el todoterreno, aparca junto a nosotros y saca tres perros. Nos saluda y, después de cargar la escopeta, se aleja por el camino que sube a Buskil. Nos miramos y nos preguntamos: ¿y lo del día de fortuna?. 
Volvemos hacia Tafalla por el camino que hemos traído. 
La mañana ha mejorado un poco. Ha parado de lloviznar pero el sol no sale. 
Pasamos junto al camino que sube a la Gariposa. Decidimos no subir al corral. Otro día haremos una excursión por el Tajubo y le haremos una visita. 
En el camino de Macocha no hay nadie. Los paseantes menos madrugadores que nosotros que nos encontramos otras veces, hoy han decidido darse media vuelta en la cama. 




11,45 horas. Junto al Molino de Macocha, la pieza sembrada está espectacular. Verde y fresca se extiende hasta la orilla del Cidacos. 




Al entrar en el pueblo hacemos una parada junto al puente viejo de la Panueva. Juanjo me enseña dónde comenzó a hacer sus primeros pinitos de pescador. 
Numerosas personas se acercan al tanatorio a dar el pésame a los familiares de Tere Lorente. Era una buena mujer a la que apreciábamos muchos en Tafalla. En la Plaza, el escenario añadido al kiosco anuncia la inminente llegada de los Reyes Magos. Aún es Navidad. 


Este es el enlace para ver el recorrido de hoy (un problema "técnico" ha impedido hacer la ruta hasta Turrustaldia)

miércoles, 1 de enero de 2014

La fuentes de Porputiain









Domingo, 29 de Diciembre de 2013

Como los niños esperando el domingo que viene a los Reyes Magos, así hemos pasado nosotros la semana, esperando a que llegara el domingo (y que hiciera bueno) para ir a buscar las fuentes de Porputiain. Juanjo se entusiasmó tanto con la idea de la búsqueda que se documentó concienzudamente sobre la etimología del paraje y me pasó unas notas para que las comentáramos durante el paseo. 






Son las 08,00 horas. Magán marca 2º y la farmacia 0º. El cielo está casi despejado. Vamos a tener una mañana estupenda para andar. Hace frío pero, caminando, se saca enseguida. 
Subimos a la Cooperativa del cereal. Algunos recolectores de olivas ya están esperando para entregar el fruto. Rosa no puede venir con nosotros porque también tiene que entregar la oliva. Este año ha sido tan abundante la cosecha que el trujal de Arróniz no da abasto para moler y las entregas en los pueblos asociados a él se hacen de forma intermitente. 
Dejando Margalla a la dcha. cruzamos la carretera de Miranda y nos adentramos en el Planillo.



 
Los campos están blancos de rosada. El sol se adivina detrás del Plano. Los molinos de Moncayuelo reciben sus primeros rayos y brillan en la lejanía como si mostraran la mejor de sus sonrisas. En las ramas de un pequeño almendro que hay junto al camino, un par de pinzones encogen el cuello formando unas bolas de plumas. Se protegen del frío esperando el calor del sol. 
Al llegar a la última bifurcación, antes de subir a los "santos lugares", tomamos el camino de la izda. que nos lleva al Prado de Rentería. 
Orillamos la pieza sembrada de alfalfa que nos señaló Félix Flamarique y llegamos a la pequeña balsa circular.






 
09,15 horas. Fuentes de Porputian. Hace un frío que mata. Los carrizos que rodean la balsa están blancos, helados. Es muy difícil acercarse a la orilla. Además, los ribazos del barranco de Rentería parecen inestables. 
La tierra, bajo nuestros pies, está hueca y la vegetación nos impide ver dónde pisamos.




Decidimos subir al cerro cercano que tenemos a la dcha. y desde allí echamos un vistazo a todo el lugar.  
Juanjo baja y se acerca tímidamente a la balsa, pero desiste enseguida. Esta primavera, cuando la hierba no esté muy crecida, volveremos e inspeccionaremos el sitio. 
El agua corre cantarina a la entrada del barranco. Se oculta debajo de la tierra y vuelve a salir hacia la mitad de la finca de abajo. 
Por una pieza con el cereal recién nacido, nos acercamos a los pinos que rodean Romerales.





 
10,00 horas. Buscamos un carasol y, aunque no nos podemos sentar, sacamos los almuerzos. Mientras les hincamos el diente comentamos lo extremo de este clima nuestro. Hace pocos meses, a estas horas, hubiéramos estado buscando la sombra porque el calor comenzaría a apretar y hoy buscamos el sol para calentarnos un poco. 
Seguimos por un camino que bordea el pinar. Cuando estamos en lo más alto echamos un vistazo al paisaje. En el N. los Altos del Planillo se hacen a un lado para que podamos ver el Corral del Vaquero y el de la Mariana. Al fondo la Peña de Unzué, la Higa y la Peña de Izaga se recortan en el cielo azul blanquecino. San Pelayo mira con respeto a su vecinas mayores, mientras que Ujué, altiva y señorial, observa a su sierra que se extiende hasta la vega del Aragón. 




11,00 horas. Estamos en la Balsa de Romerales. El camino nos ha traído por el lado contrario al que venimos otras veces desde Valditrés. Tiene mucha agua. Los cerros que la rodean están poblados de matas de romero. No hay nadie. Cruzamos la pieza en dirección N. y llegamos a los pinos que nos llevarán hasta el camino del vertedero.

"El grueso de los yacimientos arqueológicos tafalleses se data en el Calcolítico (Eneolítico), lo que significa en cifras absolutas una antigüedad aproximada de entre 4.500 y 3.700 años. Treinta y un enclaves de esta etapa de la prehistoria reciente se han detectado dispersos por todo el territorio aunque la envergadura de estos generalmente es de poca consideración ya que se trata básicamente de asentamientos humanos de carácter temporal asociados a un tipo de hábitat en cabañas cuya orientación económica está basada en la explotación de los recursos naturales inmediatos. Geográficamente, la mayoría de ellos se localizan en la zona de Candaraiz y Romerales, ocupando posiciones dominantes con respecto al entorno físico que les rodea, al abrigo de las ondulaciones del diapiro de Tafalla. A los pies de estos lugares se extienden las amplias llanuras, irrigadas por el arroyo Tamarices, de Candaraiz, Lazarauz y Piedracita. (Rosa Mª Armendáriz)(Revista Panorama nº 32)




 
En el Caserío de la Laguna no hay nadie. Paramos un poco más adelante y contemplamos la Laguna. Una multitud de aves nadan en sus orillas buscando algo para desayunar. Las piezas que rodean la balsa están nacidas y regalan a la vista una alfombra verde y uniforme, que se extiende hasta el picadero de la hípica. 
Cruzamos de nuevo la carretera de Miranda y, al comienzo de la Cuesta de la Calera, torcemos a la izda. por buen camino. 
El riego moderno ha propiciado el arreglo de estos caminos. Les ha quitado su encanto pero ha facilitado el tránsito de vehículos a las viñas y piezas. 
Bajamos por la Cuesta de la Celada y salimos al camino de Falces. 
Algunos paseantes, no tan madrugadores como nosotros, nos saludan abrigados hasta las cejas. 
A las 11,30 horas, por los "enredos", entramos en el pueblo. 
En la urbanización no vemos a nadie. Junto al campo de fútbol, en las Eras, se oyen gritos de los que están jugando. En los tejados, las chimeneas expulsan el humo blanco para que el viento, que sopla suave, juguetee con él. Detrás de algunos ventanales las luces de los árboles de navidad brillan y se apagan sin cesar.