sábado, 24 de julio de 2010

Subiendo a Lakartxela



Este fin de semana nos salimos del término. Nos vamos al pirineo a subir Lakartxela. Está en Belagua, encima de la Venta de Juan Pito y tiene 1.982 mts. de altitud. Hace dos años le prometí a mi hijo Manuel que subiríamos este monte y por unas cosas y otras lo hemos ido dejando hasta hoy. Además recupero una vieja costumbre que teníamos el Templao y yo. Cuando vivía Marina, su mujer, en el mes de Junio o Julio nos íbamos una mañana a subir algún monte. Era nuestra fiesta particular de fin de curso. Con él subí al Txanburu en Alaiz, a Yoar. Y acompañándonos nuestro buen amigo José Mari Marco, llegamos a Arangoiti, a Montejurra o, desde la falda del Txutxo, hasta Gallipienzo, en un paseo inolvidable por los inmensos pinares que casi acunan al río Aragón.
Le propuse a Juanjo esta excursión y se animó a venir con su hijo, así que a las 7 de la mañana cogemos el coche y nos vamos a Belagua, Juanjo, Juan José, Manuel y yo. A las 9 de la mañana salimos del aparcamiento de la Venta de Juan Pito. La mañana está fresca, casi fría. El coche marca 11º y el fuerte cierzo empuja unas nieblas altas que muchas veces tapan nuestro objetivo. Comenzamos el ascenso; primero por el bosque de hayas y después por el monte despejado. No quedan más que algunos pinos autóctonos. Llegamos a una estela funeraria con el nombre de tres montañeros. En Marzo de 1988 perdieron la vida en estas laderas y sus amigos han querido recordarlos. Seguimos subiendo. El piso es cómodo para andar, pero la subida es fuerte y estamos desentrenados. Por fin llegamos al collado de Arrokogoiti y el viento que sopla con furia, rompe las nubes y nos permite ver abajo Kakueta.

Estamos en la divisoria de aguas del Cantábrico con el Mediterráneo. La senda hace un falso llano y avanzamos en dirección O. Cada 100/150 mts. hay marcas pintadas o estacas que te dan tranquilidad para seguir la marcha. A nuestra izquierda entre ráfagas de niebla vemos, imponente, Lakartxela. Allí nos dirigimos. Cuando entramos en la ladera de Bimbalet, el monte hace de abrigo. En unas rocas nos sentamos y tomamos medio almuerzo; no conviene llenarse mucho, pero hay que parar, sentarse, comer algo, beber agua y recuperar fuerzas.

En 10 minutos estamos en marcha. Atravesamos un pequeño arroyo y volvemos a subir. Despacio, con paradas, fotos y admirando las cumbres pirenaicas que se asoman a nuestra espalda. Por fin, a las 9,00 llegamos al collado de Guimbeleta.

Estamos a 1.700 mts. de altitud y casi nos faltan 300 para llegar a la cima. Miramos hacia abajo y vemos a dos montañeros que suben despacio. Puede que nos encontremos con ellos arriba. Subir desde este collado hasta la cima es un suplicio. La ladera tiene un desnivel brutal. La senda zigzaguea y subimos despacio. Hace frío, las nubes se rompen en el monte y el paisaje que se puede ver compensa todos los esfuerzos. Alcanzamos la parte más alta de este primer repecho y desde allí nos dirigimos hacia la cima de Lakartxela. Subimos despacio por la ladera y nos quedamos en la cima intermedia. Son las 11,30 horas.

Nos sentamos y nos abrigamos.


La parte norte es un mar de nubes, sin embargo el sur es un espectáculo único.

Reconocemos la Mesa de los Tres Reyes, el Anie y al fondo el Midi d`Ossau. Decidimos bajar. Con mucho cuidado porque la pendiente es fuerte llegamos nuevamente al collado y de allí comenzamos a bajar todo lo que hemos subido. Los dos montañeros que suben se paran con nosotros. Les decimos que van a tener suerte, que la niebla no tapa las magníficas vistas. Seguimos bajando. Es duro también descender. Las piernas y las rodillas sufren lo suyo. Casi donde hemos almorzado nos encontramos con otra pareja que sube. Nos dicen que lo intentaron ayer pero que se tuvieron que volver porque les llovió. No conocen el terreno y nos preguntan si Lakartxela es el monte de la derecha. Les decimos que no. Tienen que subir al collado y de allí a la izda., pero que no se preocupen porque está todo marcado y además otra pareja va por delante de ellos. Continuamos bajando y a la orilla del arroyo, más abajo de donde hemos almorzado, en un abrigo que hacen las rocas, paramos a tomar la segunda parte del almuerzo. Llevamos también frutos secos y hemos tomado la precaución de llevar, cada uno, el doble de agua que en cualquier excursión dominguera de las nuestras. Llegamos al collado de Arrokogoiti. El día se está estropeando por momentos. Creemos que los cuatro montañeros con los que hemos hablado no van a tener la misma suerte que nosotros. Las nubes cada vez están mas bajas y son más espesas. Volvemos a la estela funeraria por la que hemos pasado a la subida y de allí, enseguida nos adentramos en el bosque. A las 14,15 horas llegamos al aparcamiento de la Venta de Juan Pito. Llevamos una paliza encima de las buenas, pero el esfuerzo ha merecido la pena. Al fondo, a nuestra dcha. se asoma, altanera con sus 2.047 mts., la Peña Ezkaurre. Parece que nos hace un guiño. Le tomamos la palabra. En nuestra próxima "fiesta de fin curso" le haremos una visita.

domingo, 18 de julio de 2010

Por Gerón al pinar de Valmediano



No pudo ser. El domingo pasado me quedé sin excursión por una invitación, inesperada, a subir a
sanfermines. Aclaro esto para tranquilidad de mis escasos y desocupados lectores.
Ayer le llamé al Templao. Sigue probándose con sus pequeños paseos. La pierna no termina de arreglarse y se cansa, pero me dijo que el primer domingo de Agosto volverá con nosotros. ¡Lo estoy deseando!
Son las 8 de la mañana. Quiero subir al pinar de Valmediano. Juanjo no viene a andar porque se va a recoger al hijo a un campamento y Goyo dijo que se cogía vacaciones hasta nuevo aviso. Es igual. Saldré solo, como en mis años mozos. A Inma, mi mujer, le apetece acompañarme. ¡Será un placer! Meto en la mochila una lata de sardinas, pan y la cantimplora de agua que ha estado toda la noche en el congelador. Salimos. En el barrio todo está normal. Magán marca 17º y la farmacia 16º. En el cielo no se ve una nube. No anda aire y la mañana es agradable. En una hora el calor apretará. Nos dirigimos hacia el polideportivo. Por la orilla del Abaco llegamos a un pequeño puente que lo cruza y salimos a la carretera en la nave de La Tafallesa. 08,30 horas. La cruzamos y tomamos el primer camino a la izda una vez pasado el puente de la autopista. Estamos en el límite de La Nava y nos vamos a adentrar en Gerón.

Tenemos a la izda. la ermita de San Gregorio y un poco más adelante llegamos a las cuadras de Garro. Pensaba que estaban abandonadas. En su destartalado patio hay tres caballos nerviosos y de pelo brillante.

Me miran con curiosidad. 08,45 horas. Llegamos a un cruce de caminos. Si tomamos el de la dcha. nos llevará por la presa de Almoravit a Olite.

Nosotros tomamos el de la izda., que va perpendicular al río. Al final del camino seguía una senda entre una malla con parras de moscatel y una tapia de bloques. Hoy es imposible pasar por allí. La maleza se ha adueñado de tal forma que nos tenemos que volver nada más entrar. Por la orilla del huerto de la dcha. llegamos al Cidacos. Vemos la pasarela metálica que nos permitirá llegar al Escal y de allí a Solcanto.

08,55 horas. Cruzamos la pasarela. Tiene altura y el río hace un remanso que tendrá entre dos y tres metros de profundidad. Salimos a una pieza. Pasamos un camino y por la orilla de otra viña llegamos a la vía férrera. Miramos a dcha. e izda. Es una recta larguísima. A pesar de ello, la cruzamos con prisa. Hoy día los trenes no llevan la velocidad de aquellos viejos "trenes botijo". Por la orilla del antiguo vivero forestal salimos al camino del Escal. Son las 09,10 horas. Seguimos de frente. Estamos en el prado de Solcanto.

Ya lo he dicho otras veces. Han dejado un camino magnífico. Han saneado todos los humedales que en invierno aislaban la zona de Valmediano de ésta de Solcanto. Avanzamos con paso tranquilo. Los campos cosechados y las viñas en todo su verdor, son un regalo para la vista. Hace calor, pero el sol todavía no está muy alto y se aguanta bien. Los molinos de Valgorra no han comenzado su jornada. 09,20 horas. Llegamos al portillo que da vista a Valmayor. Tomamos el camino de la dcha. que asciende suavemente hacia el pinar. Aprovechamos unas piedras en la orilla y la sombra de unos ginebros para tomar un bocado. El hielo de la cantimplora se ha derretido, pero el agua está tan fría que la tenemos que tomar con cuidado. Paramos unos quince minutos. La vista es extraordinaria. Se ve todo Valmayor y la Carravieja. A lo lejos se oye sólo el motor de un tractor. Todo el campo está en silencio. Seguimos por el camino que traíamos hasta que a la izda. entramos en una pieza cosechada. Se divisa el vértice geodésico. Atravesamos el campo y por una ladera corta llegamos a la "cima".

Estamos a 473,1 mts. de altitud y son las 09,50 horas. "Montmediano: Compuesto del sustantivo Mont y del adjetivo Mediano. Formó la trilogía de los montes locales con el Alto y el Plano. Actualmente lo llaman Valmediano, forma consolidada durante el siglo XVII y que acabó desterrando totalmente a la anterior, a pesar de que el nombre seguía designando un monte (...) Una muga o mojón entre Tafalla y Olite está "en un alto que en Olite llaman La Falconera y en Tafalla el de Balmediano (1796). En el cambio debió influir la proximidad del monte a un paraje conocido y nombrado como "Valmayor" (Toponimia histórico-etnográfica de Tafalla)(J.M. Jimeno Jurío)

Si la vista de donde hemos almorzado era bonita, desde aquí arriba es incomparable. Al S. Olite, al E. Ujué, al O. Montejurra y al N. la Carravieja con sus molinos y, a media ladera, como trazado con un tiralíneas, el canal. Debajo, pequeño y blanco, el refugio de Los Doce; más allá, Femate; a nuestra izda. el corral de la Garganta y a su izda. el caserío de Valmayor.
"No se ha conocido año más temprano que este de 1866. El día 9 de Septiembre comenzó la vendimia de una viña de D. Tomás Navarlaz, en el término de Valmediano" (Escenas de la vida tafallesa)(Angel Morrás).
Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar, nuevamente, al portillo. Seguimos en dirección a Tafalla con los pinos de la choza del Modesto a nuestra izda. y, a medio recorrido, bajamos por una pieza cosechada a buscar el camino que nos adentrará en el caserío de Valmayor.

Son las 10,30 horas.Visitamos su balsa que esta llena de agua y subimos por el camino que nos sacará a la carretera de San Martín. A las 11,00 horas entramos, por el túnel de la vía, en el pueblo.


domingo, 4 de julio de 2010

Al horno de tejas



Como el domingo pasado estuvimos en Candaraiz, que es como un desierto, Juanjo propone que vayamos al Monte del Conde. Nos quiere enseñar un antiguo horno de hacer tejas. La idea nos parece bien Caminaremos por un bosque, con la frescura que dan los árboles, y además descubriremos cómo era una tejería pequeña y artesana.
Ayer le llamé al Templao y me dijo que acababa de volver de darse una vuelta por San José. Que por la orilla de la autopista había llegado a la Fuente del Rey y que no había sudado tanto en la vida. Dice que está flojo y que la pierna le sigue tirando un poco, pero que cada día está más animado. Espero que vuelva al campo para finales de Julio.
Son las 8 de la mañana. Magán y la farmacia otra vez se han puesto de acuerdo. 20º. En el cielo no se ve una nube. Los molinos de Valgorra nos indicarán que está de cierzo, pero aquí abajo no anda un pelo de aire. En la plaza hay mucho jaleo. La juventud anda de celebraciones y no se les hace hora de ir a casa. Como decía uno: Ya pararán.... para hasta el tren. Juanjo que viene con bastón, pantalón corto y sombrero panamá ha tenido que aguantar las guasas de algún muchacho de mirada vidriosa. Goyo no baja. Salimos los dos por los jardines. Hacemos, hasta la fuente de Orrocegui, el mismo itinerario de hace quince días cuando fuimos a la presa del molino.09,00 horas. De esta fuente bajamos dirección El Maño y en cinco minutos llegamos al cruce con un camino que tuerce a la derecha y lo tomamos.


Nada más entrar por él nos encontramos con otro cruce, éste de cuatro caminos. Nosotros seguimos de frente. Estamos en el bosque. Esta parte es toda de pinos de repoblación. Son altos y limpios y el camino que llevamos está repleto de piñas. Le pregunto a Juanjo si hay ardillas y me dice que nunca las ha visto. Vemos la carretera de Olleta a nuestra izda. y divisamos también dos o tres chalets. Llegamos a la altura de una balsa artificial y un poco más adelante está la balsa natural, seca, que Juanjo dice que era la que servía para hacer las masadas de arcilla que cocían en el horno. Bajamos a esa balsa. Son las 09,15 horas. Desde esa balsa, en quince minutos, llegamos a lo que se conoce como la Poza de Pueyo.


Es un rincón privilegiado. Antes de las piscinas, los de Pueyo e incluso los de Tafalla iban a ese lugar. Hay unas rocas lisas que permiten tumbarse al sol y el agua es limpia y fresca. Aprovechamos el lugar para tomar nuestro pequeño almuerzo. El día viene fuerte. Llevamos una hora y media andando y las cantimploras están medio vacías. Salimos. Vamos al horno. Hay que abandonar el camino que hemos traído porque nos alejaría de nuestro objetivo. Nos adentramos monte a través. Hoy llevamos bastones. Van a hacer falta para escachar matas, bajar desniveles y saltar el barranco. Seguimos avanzando. Yo le sigo a Juanjo como un perrico faldero. No hay peligro de perderse porque la carretera está a nuestra izda. y además cerca. Pero encontrar el horno, si no vas con uno que sabe, es muy difícil.



10,00 horas. Hemos llegado. Las ruinas de una caseta de piedra y el vaso rojizo del horno nos hablan de su actividad. Juanjo desconoce cuándo se construyó y hasta qué año se mantuvo activo. Me dice que la construcción se deteriora demasiado deprisa. Sería interesante que alguien que conozca el tema, hiciera algún comentario a esta excursión, para que todos supiéramos más. Hacemos fotos y encontramos un trozo de teja vieja. Es tosca y rojiza. Además es pesada. Hoy no interesaría ponerla en un tejado. Bajamos hacia la carretera de Olleta. Hay que cruzar el río.

Clavamos los bastones y salvamos los obstáculos. Por fin salimos, cruzando una pequeña pasarela de madera, a la trasera de una finca cercada. Son las 10,20 horas.

Estamos en la carretera de Olleta. Giramos a la dcha. y seguimos, con el caserío de Muskiz Iriberri casi al frente, hasta llegar al camino que nos adentrará hacia el Monte del Conde. Además está señalizado. Son las 10,30 horas.

Antes de subir hacia el monte nos acercamos a ver las pozas de Olleta que antes estaban muy concurridas de bañistas pero que, las piscinas y huertos, en definitiva el nivel de vida, han hecho que caigan casi en el olvido. Es un paraje fantástico. Juanjo me da toda clase de explicaciones. Estoy convencido de que habrá pocas personas en Tafalla que conozcan tan bien el Cidacos como él. Pescador de retel y de sedal, se sabe cada poza, cada remanso donde se encuentran los barbos, las carpas, los cangrejos

Le entusiasma el río y cuando te lo enseña te contagia. Volvemos sobre nuestros pasos para tomar el camino que asciende al monte. La cuesta es suave pero muy larga. El calor aprieta y hay pocas sombras. Caminamos lentamente.

Por fin llegamos arriba y vemos desde una perspectiva distinta el Caserío de San Lorenzo. Descendemos hasta él. Son las 11,05 horas.
Hacemos una visita por sus construcciones. Está viejo y algunas partes en ruinas, pero conserva el porte de un enclave importante.

Nos llama la atención una vieja puerta, petacheada de cualquier manera. Descendemos por el camino que va a la autopista. Llegamos a Orrocegui. Son las 11,25 horas. Llenamos las cantimploras. Nos refrescamos la cabeza. Echamos un trago, y otro, y otro. ¡Qué calor! Volvemos un poco para arriba y tomamos el camino que está enfrente de una construcción. Subimos por ese camino hasta llegar a la orilla de la autopista. Comenzamos a descender por ese camino que hemos traído a la mañana. Como hace dos semanas, pasamos por Valdelobos y La Navilla. "La abundancia de lobos en Tafalla y su comarca está sobradamente atestiguada por documentación y por los topónimos, romances y vascuences que aluden a ellos" (Toponimia histórico-etnográfica de Tafalla)(J.M. Jimeno Jurio).
Continuamos camino adelante y por el túnel de debajo de la autopista llegamos a la Fuente del Rey. Son las 12,20 horas. Acalorados y cansados, comentamos que la excursión de hoy ha valido la pena. En otoño, me dice Juanjo, volveremos y además traeremos alguna seta negrilla.