domingo, 27 de septiembre de 2009

San Pedro de Echano - Regata de Mairaga

La entrada de hoy se podía haber titulado "una mañana redonda", o "una mañana ilustrada", como me sugiere Inma. Luego veremos por qué.

Hace varios años, el Templao se inventó una excursión hasta San Pedro de Echano. Llevamos años sin hacerla y la afrontamos con mucha ilusión.
Hemos quedado, como casi siempre en la plaza, Juanjo Costa, el Templao, Goyo Zalba y yo. Magán marca 15º y el cielo está despejado. Alguna nube nos tapará el sol de Garinoain a Solchaga, y esa sombra ayudará a soportar mejor el calor. Subimos por la calle Mayor porque, debido a las obras del canal, el camino de Macocha está cortado y el desvío es por la Pedrera, así que, del Centro de Salud para adelante tomamos ese camino hasta bajar al que tomamos habitualmente para dirigirnos a Pueyo. Allí llegamos a las 9,10 horas. Entramos en el pueblo y bajamos a la fuente de Arambero. Son las 9,15 horas.


Después de echar un trago y conversar con unos vecinos de Falces que venían con sus garrafas para cocinar y beber, continuamos adelante por el primer camino a la derecha y, siguiendo dirección norte, llegamos a la estación de Garinoain y, un poco más adelante, al puente que cruza el Cidacos. Cruzamos la N-121 y subimos a Garinoain. 10,10 horas.

Por la carretera que divide Garinoain y Barasoain y que lleva por Catalain a Leoz, bajamos y cruzamos el puente de la autopista. Tomamos la carretera de la izquierda porque nos dirigimos a Solchaga. Poco antes de llegar al pueblo, a la derecha, a pie de carretera, se encuentra el Trujal Rupestre. Es una construcción en la que merece la pena detenerse y admirar los restos arqueológicos que han salido a la luz.
11,00 horas. Llegamos al cruce de la carretera que lleva a Olóriz. No subimos a Solchaga, por lo que torcemos a la izda por esta carretera. En lugar de tomar una pista a la derecha que rodea la Ermita de Arrazubi, seguimos carretera adelante hasta llegar al cruce con la de Unzué. 11,20 horas. El calor empieza a notarse. No anda aire y lo curioso es que los molinos de Alaiz se mueven encarados hacia Sangüesa, mientras que los de Valdizarbe lo hacen en dirección norte.

Cinco minutos más tarde pasamos por delante de Nuestra Señora de Arrazubi. Ermita pequeña, restaurada, solitaria en un alto, tiene un despoblado alrededor que nos habla de vidas, historia y abandono.
Y a las 11,40 horas llegamos a Echano. Es un lugar increíble, mágico. Juanjo nos dice que llegar hasta allí cualquier frío día de invierno, con algo de niebla, es sobrecogedor.

La salida de hoy es sólo de ida. La vuelta la hacemos en coche. Para ello ha llegado Inma y además ha traído, de forma excepcional, un buen almuerzo. El Templao, como si de una tradición se tratara, se encarga de que tengamos una buena perola de magras con tomate, pan, dos botellas de vino y queso para postre. Pero esto no es lo mejor de la mañana.



Al llegar a la Ermita nos encontramos con una pareja que, cámara de fotos en mano, está observando los cañuelos. Al hacer nosotros algún comentario, el marido, muy amablemente, nos indica algunos detalles que, por supuesto, desconocíamos. Nos dice que tiene la llave de la ermita y que, si queremos, nos explica la construcción.
- Claro que, si queréis almorzar, pues nada...
Le decimos que ni hablar de almorzar. Primero la visita guiada, que para lo otro ya tendremos tiempo. ¡Qué maravilla! Un experto. Incluso con un puntero láser nos va explicando cañuelo por cañuelo, las figuras. Todo lo que ha publicado en la revista Príncipe de Viana. La teoría que él mismo ha elaborado sobre quién pudo concebir y encargar la obra. Un tal Roberto de Ketton, curiosísimo personaje de la época. No acertamos a pronunciar palabra.
¡Con las ganas que teníamos de llegar, desde las 8 de la mañana andando, y almorzar! y ¡se nos ha pasado el hambre!

La persona en cuestión se llama Angel Ortega. Es el autor de la web Arte Románico en Navarra
Amable, sabio, atento. Cuando termina la "visita guiada", almorzamos. Nos quedamos sin adjetivos sobre la persona y sus explicaciones.
Al lado de la ermita, para poder cruzar la regata de Mairaga, hay un pequeño puente medieval del cual no se conservan más que los pilares. Le echamos un vistazo y nos hacemos la foto reglamentaria.


Nos montamos en el coche y hacemos la obligada visita al pantano. Tiene agua, pero poca. Ahora con la entrada del otoño, seguro que se llena. Viendo el monte de alrededor, con bosque cerrado, planeamos alguna excursión para este invierno. Encima del pantano, en las laderas de la sierra de Alaiz, hará unos veinte años, todavía se podía disfrutar de magníficas matas de acebo. Iremos y haremos fotos. Se ve, pero no se toca.







lunes, 21 de septiembre de 2009

Una mañana accidentada

20 de Septiembre de 2009

El Templao no puede venir este domingo al campo. Juanjo me propone que vayamos a la Cruz de Garinoain.

A las 8 de la mañana, con una temperatura de 13º/14º y con cierzo, quedamos en su casa. Nos las prometíamos muy felices. Por el caserío del Monte (o de Camón), la balsa de Lucas hacia arriba, llegaríamos a las Cruz de Garinoain.

Pedro Arregui nos comentó en la romería de Catalain que, los del pueblo, cuando él era pequeño, subían allí, que hace muga con Pueyo y Artajona y, despúes de una misa de campaña, se quedaban a comer. Cada familia llevaba su propio companaje y, por la tarde.. todos para casa.
Con esta informacion y una exploración que había hecho Juanjo por allí, nos pusimos en camino. Por la carretera de Artajona, llegamos al caserío del Monte. 8,55 horas.

Nos encaminamos hacia la balsa de Lucas y comenzamos a ascender como si fuéramos a Buskil. No hay barro, aunque el suelo está blando. Juanjo dice que, entre el jueves y el viernes, han recogido en su casa 45 litros/m2. Aunque haya fastidiado algo a los que están vendimiando, bienvenidos sean.
9,20 horas. Llegamos a la caseta de planta circular. Seguimos de frente. El camino comienza a descender. A nuestra derecha, la caseta de vigilancia de incendios. Más adelante, en pleno monte, está la Cruz. Del camino no se ve.

Poco antes de llegar a una curva por la que sigue el camino hacia Garinoain, con el último molino, que es enorme, a nuestra izquierda, decidimos subir, monte a través, para buscar la Cruz.
La fatalidad, o la suerte, vete a saber, hace que se nos echen encima unas pocas abejas. Yo me llevo el primer picotazo en una ceja. Salgo corriendo porque alguna más se me ha enredado en el pelo y eso significa que voy a tener problemas si me quedo allí. Le grito a Juanjo que baje de donde está, porque van a ir a por él.

Efectivamente, van a por él. También baja corriendo y sale en dirección contraria a la mía. Sacudiéndose las abejas, se tropieza y se cae. Cuando desaparece el peligro, acudo a levantarlo. Parece que tiene un tirón o, lo que sería peor, una rotura de fibras en la parte posterior del muslo.

Aquí se acaban nuestros horarios. Juanjo, renqueando, apoyándose en su bastón, avanza lentamente por el camino. Estamos lejos de todos los sitios. A unos 4 ó 5 km de la carretera general que pasa por Garinoain. A unos 3 ó 4 km de la carretera de Artajona por el caserío del Monte.

Hacemos una parada junto a un molino y allí tomamos nuestro refrigerio. Entonces, desde donde estamos, divisamos el canal y la carretera de Artajona, debajo del puerto. Descendemos lentamente hacia el canal y por el camino que abastece a las obras, llegamos a la carretera. Son las 11,30 horas. Llamamos por teléfono y vienen a buscarnos con un coche. Juanjo ha llegado justico hasta allí. En el Centro de Salud el médico dice que no aprecia rotura de fibras. Un tirón y algunas magulladuras.

Podría haber sido peor, sobre todo por las abejas. Si en lugar de atacarnos unas pocas, sale un enjambre entero, no sabemos qué hubiera sido de nosotros.


Este es enlace de esta mañana accidentada

http://maps.google.es/maps/ms?hl=es&ie=UTF8&msa=0&msid=117792864096930269539.00047457b6e3eeda178b3&ll=42.548148,-1.701679&spn=0.063232,0.110035&t=h&z=13

domingo, 6 de septiembre de 2009

Salobral-Tajubo-Buskil

Por fin vuelvo a salir al campo. Entre las Fiestas y unos días playeros, han sido tres domingos, como aquél que dice, en el "dique seco". Me propone el Templao que subamos a Buskil, pero por el Salobral y allí que vamos. La mañana está fresca, de cierzo. Magán y la farmacia marcan 12º. Hemos quedado en la fuente de la plaza. Iremos los dos solos porque Juanjo tiene un compromiso familiar y, sintiéndolo mucho, no nos acompañará. Son las 8,00 horas. Por la calle Mayor llegamos hasta el corral de Chera y bajamos la cuesta hasta llegar a la carretera de Artajona. Por ella avanzamos unos cuantos metros hasta que, 8,25 horas, tomamos el segundo camino de la derecha que nos introducirá en el Salobral.



Enseguida llegamos al canal. La obra es impresionante. Por este tramo no baja agua. Nos dirigimos dirección Artajona. Hay dos puentes y al final del tramo, dos especies de comportas, 8,40 horas, que parecen indicar que será el enlace con el tramo de la Lobera, al otro lado de la carretera. Por cierto, que el tramo de esta carretera ha sido modificado. Han asfaltado un trozo nuevo que, creemos, será el nuevo trazado. Por él bajamos hasta la carretera antigua, para llegar, 9,00 horas, al caserío del Monte.

En el alto del monte se ve el punto geodésico, blanqueado, del Buskil. En la campa del caserío hay un cartel y un indicador en un poste que informa de que estamos en el Sendero Local nº 178. Por este camino subimos a la balsa de Lucas, que no se ve por el frondoso carrizal que la tapa. Más adelante, a mano izquierda, se encuentra un hermoso pinar de repoblación. Al final del camino torcemos a la derecha para seguir por él hasta que termina, en una pieza plantada de lavanda que bordeamos para llegar a otra con la misma plantación, y de allí a otra que está labrada, dura y seca como un camino y que atravesamos para llegar, por donde se adivina una senda entre chaparros, a la piedra blanca. Son las 9,40 horas.


La vista es magnífica. Al oeste, Montejurra, Yoar y la sierra de Cantabria se alzan majestuosas. Sin embargo, al sur, el Moncayo está escondido. También vemos, en los valles, Larraga, Berbinzana, Miranda y, por supuesto, Tafalla. Al noreste San Pelayo, Alaitz, la Higa y, asomándose como si se hubiese puesto de puntillas, la Peña de Izaga.
Tomamos nuestro pequeño refrigerio mientras observamos que ya han salido las "quitameriendas", esas flores pequeñas de color rosáceo que nacen en este tiempo y que indican que los días son cada vez más cortos. Antiguamente, los jornaleros las llamaban así porque, al acortar el día, se volvía antes a casa y no se merendaba. La temperatura es muy agradable. El cierzo es tan suave que casi ni se nota.
Bajamos hacia los quejigos. Al llegar a ellos, tomamos el camino de la izquierda. Por él vamos descendiendo en una prolongada cuesta hasta que llegamos a un cruce, 10,30 horas, y tomamos el camino de la derecha, que sigue cuesta abajo. En este lugar, según tengo entendido, se encuentra la balsa de los ricos, la de los pobres y la de Patuca. A ellas, hace ya bastantes años, acudían cazadores a la pasa de la paloma.
Seguimos nuestro camino adelante. Llegamos, debajo del depósito de la Pedrera, hasta las obras del canal que atravesarán la carretera, vía férrea y autopista para, pasando Valgorra, llegar a la Carravieja.
A las 11,10 horas, por el antiguo matadero llegamos a la calle Mayor. La temperatura es de 20º. En las siete calles el Templao, por lo bajini, recita una jota vieja:
Calle Mayor de San Pedro,
cuántas veces te he rondado.
Y las que te rondaré,
si no me llevan soldado.